Algunas personas, sobre todo las que me
quieren mucho, hasta el punto de quererme tal y como soy, me han recomendado
que no escriba este artículo. Y seguramente, como siempre, tengan razón. Os
digo lo mismo que les he transmitido a ellos. Si no lo publicara, no sería yo.
Quizás sería un Blas más inteligente, más responsable, más racional, más
reflexivo. Pero no sería yo. Y eso jamás me lo podría perdonar. Soy el único
responsable de mi conciencia, y me acuesto cada noche con millones de dudas,
con toneladas de autocrítica, con cosas de mi comportamiento diario que
cambiaría… pero con la conciencia tranquila de no haber jodido a nadie, al
menos conscientemente. Así he visto a actuar durante muchos años al único ídolo
que tengo, que es mi madre. Eso es para mí la honestidad. Fallo a menudo en el
intento, pero al día siguiente me levanto y lo vuelvo a intentar con denuedo. Es
una lección que trato de impartirme a mí mismo cada día de mi vida.
Este blog (mi blog) me ha servido durante
este tiempo para desahogarme, para compartir los sentimientos y sensaciones (no
es lo mismo) que llevo dentro, para agradecer a nuestros oyentes su apoyo
incondicional y para intentar que os acerquéis a la verdad sin maquillaje, que
suele ser muy diferente a esa verdad con rímel, colorete y pintalabios que a
algunos les interesa transmitir. La verdad que sufrimos, lloramos, peleamos,
rabiamos, y defendemos los que hemos lucido con orgullo y dedicación la
camiseta de Deportes Onda Madrid. No le impongo mi verdad a nadie, sólo
faltaba. Pero tampoco me da la gana ocultárosla. Volvamos a finales de
diciembre de 2012.
El terrible Expediente de Regulación de
Empleo afectó en la radio a 5 redactores de deportes (José Luis Poblador,
Margot Martín, José Vicente Delfa, Juanma Ruiz y Óscar Plaza) y tres técnicos
de sonido (Vicente Martín, Manolo Soria y Juan Ignacio Ochoa). Antes habían
dejado en la cuneta a Rosa Vara de Rey, Alfonso Núñez, Alfonso Bernardo y Jesús
Ruiz, compañeros que no gozaban de un contrato normal (¡cuántas promesas incumplidas!), pero activos de los
Deportes de Onda Madrid a todos los efectos. Siempre me ha gustado utilizar la
expresión uno más. En lo personal
sólo puedo decir que cada día que he compartido con ellos he tratado de que se
sintieran a gusto, de cuidarles y de demostrarles que su trabajo estaba muy por
encima de muchas personas que despreciaron, desprecian y despreciarán hasta el
último día su privilegio de currar en
la Radio de la Comunidad de Madrid. Aún ahora, varias batallas después y con la
enorme satisfacción de comprobar cómo poco a poco están recuperando su sonrisa,
cómo han salido de esta situación de mierda, sigo pensando que ellos han sido
los grandes damnificados de esta injusticia. Porque dando mucho más que los que
estamos y que algunos de los que ya no están, se han ido con las manos vacías.
En definitiva, los Deportes de Onda Madrid vieron como 9 de sus 15 componentes
se iban a la puta calle.
No tendría blog, hojas ni años de vida
para escribir en este post el trato injusto que recibimos los Deportes de Onda
Madrid dentro de nuestra casa. No tendría blog, hojas ni siglos de vida para
contar el cariño, el calor, el apoyo incondicional que los Deportes de Onda
Madrid hemos recibido (y recibimos) por parte de los oyentes. Ha sido
emocionante vuestro constante empujón, cómo os habéis pringado en una causa que
nosotros siempre hemos sentido como colectiva. Vosotros nos habéis llevado en
volandas, nos habéis llenado el depósito de gasolina cuando se aproximaba a la
reserva, nos habéis puesto la piel de gallina, nos habéis pegado un abrazo en
la puerta del Metro de Delicias, nos habéis venido a visitar a nuestras cabinas
de los estadios y pabellones, nos habéis ayudado a invadir las redes sociales,
nos habéis acompañado todos y cada uno de los días de esta mierda que comenzó
hace ya demasiado tiempo. Juntos hemos gritado ese VIVA LA RADIO tan especial
que no es más que una frase que conecta a la gente de Deportes de Onda
Madrid con sus oyentes. Habéis estado ahí cuando más os necesitábamos, sois los
únicos que habéis creído en nosotros desde el minuto 1 de este partido que
perdimos ante un rival marrullero, cobarde e injusto. Un rival con una
plantilla muy amplia, con demasiada gente en sus filas, incluso aquellos que
megáfono en mano se erigieron en adalides de la camaradería y al final no han
sido más que cómplices cobardes de la injusticia. Los oyentes sois la clave de
todo esto, siempre lo seréis. Nosotros nos ponemos con pasión delante de un
micrófono porque vosotros estáis detrás, siempre ha sido así. Todavía hay
muchos iluminados que se creen que la
radio la hacen para ellos mismos.
Mención especial merecen esos oyentes que
ya se han convertido en amigos. Vosotros sabéis quiénes sois, lo sabéis
perfectamente. Cada hostia, cada batalla, cada caída, cada lágrima, cada rabia,
cada injusticia, cada palo os hemos encontrado ahí para que nos abrierais un
restaurante de madrugada, para pedir una ronda de camisetas o para leer en una
reunión de Peñas un precioso texto escrito con esa patata que late siempre a la izquierda. Nunca nos hemos caído
porque nos sobran cojones, pero cuando tropezamos ahí aparecéis vosotros para
enderezarnos. Jamás olvidaremos lo que habéis hecho por nosotros. Sin nada a
cambio, por fidelidad. La verdadera fidelidad, la de corazón, no la de
boquilla. Socio, como cantan en tu estadio, en
las buenas y en las malas.
Resulta curioso como gente que has
conocido gracias a la magia de la radio te trata infinitamente mejor que
personas que llevan años compartiendo las paredes de la radio contigo. No
quiero ser injusto, no me lo perdonaría, así que no voy a olvidar a los grandes
compañeros de Onda Madrid que nos han apoyado. También vosotros, COMPAÑEROS,
sabéis quiénes sois. Fue reconfortante escuchar la voz de alguien que intenta
detener la meada que le están
metiendo a los Deportes de Onda Madrid en una reunión en la Redacción, o el
cariño sincero de alguien que quiso venir a compartir una cena con nosotros, o las
caricias y aliento de aquellos que saben que algunos supervivientes rabian con la injusticia que se ha cometido con sus
camaradas, con el fantástico modelo de radio Deportes Onda Madrid. Repito, no nos olvidamos de vosotros. La pena
es que habéis sido excepción, insultante minoría… y eso tampoco lo vamos a
olvidar jamás. Algunos todavía se marchan a su casa convencidos de que las
víctimas son verdugos, o incluso que los que están muertos se han suicidado.
¿Cobardía? ¿Supervivencia? ¿Maldad? Me la refanfinfla. En cualquier caso es acojonante.
A demasiadas cosas alucinantes hemos asistido en esta historia de mierda.

Sábado
12 de enero de 2013. Fue el horrendo día de los burofaxes, de la ejecución
masiva. Me tocó trabajar, pude entrar en la radio, estaba en la lista de supervivientes. Lo que viví aquella
mañana de sábado me lo guardo para mí. Lo que os cuento a vosotros es que no vi
ni a un solo jefe en la radio. Ni uno. Nadie quiso dar la barba, aguantar el tirón, pasar ese trago que va en el sueldo.
Tampoco estuvo el Jefe de Deportes, José Luis Poblador, que en esta historia
siempre actuó como jefe en la sombra y líder en el sol. Estoy absolutamente
seguro de que él sí hubiera ido a su radio aquel sábado, pero no pudo ir porque
desde la noche anterior sabía que le habían echado. Los que ejecutaron el ERE
lo hicieron sin el más mínimo criterio profesional, sin evaluar rendimientos,
actitudes, aptitudes, personas, labores, dedicación. Su gestión ha sido penosa,
catastrófica, inaudita. Pero siempre he intentado transmitiros que en el motor
de Onda Madrid no todo son piruletas de fresa, ositos de colores y nubes de caramelo.
Y una mierda. Nadie de los que tenían peso en las negociaciones, NADIE, remó
por evitar la injusticia que se iba a cometer con los Deportes de Onda Madrid.
Ni la Dirección de la radio ni los Sindicatos. Nadie. Todos sabían mucho antes
de la masacre quiénes eran los elegidos, hay documentos que así lo atestiguan.
Ni siquiera tuvieron a posteriori la
gallardía de despedir en antena a los camaradas técnicos Vicente Martín, Manolo
Soria y Keko Ochoa. Eso también lo hicieron los de deportes que se quedaron, en
nombre por supuesto de los 15 Yumas.
6 supervivientes que se quedaron en la empresa no precisamente por la ayuda de
Dirección y Sindicatos.
No
olvidamos. Ni debemos ni podemos. Porque
no queremos olvidar que los Deportes de Onda Madrid fuimos acusados por muchos
compañeros de, escribo literal, “hacer
una campaña abusiva en las redes sociales”. Sí, el asunto de las camisetas,
benditas camisetas, y también la recogida de firmas. Quizás a estos compañeros
les jodió que colaboradores de 40 euros el partido (Chema y Escobar, vaya pelotas tenéis) defendieran más su curro que las inamovibles momias de
sueldo Nescafé. Nadie quería ruido.
Nadie quería menear el árbol. ¿Por qué? Porque nadie se iba a la puñetera calle
salvo los 9 de Deportes de Onda Madrid y 3 técnicos de sonido. Tampoco queremos
olvidar la humillación que sufrimos los Deportes de Onda Madrid en aquella
reunión conjunta del jueves 10 de enero de 2013, en la que casi todos nos
trataron como si no existiéramos simplemente porque alguien metió a los
Deportes de Onda Madrid en el ERE de la tele. El primero, el Director de la
radio, que fue el que más habló y el que más nos obvió. Por cierto, no ha
cumplido nada de lo que dijo en aquel discurso más sensiblero que sincero. No
olvidamos que la Presidenta del Comité de Empresa de la radio deslizó públicamente que Rosita, Núñez y
Bernardo se iban a la calle porque algunos de sus compañeros de deportes
ganaban demasiado dinero, comentario cruel, injusto, mezquino, inmoral y
asqueroso. Que lo pronuncie una persona que tuvo peso en las negociaciones (o
pudo tenerlo si hubiera querido) aumenta su gravedad. Tampoco olvidamos que un compañero brindara en una cafetería
cercana al edificio de la Ciudad de la Imagen por la muerte de los Deportes de Onda Madrid. Ni que los que compartían
una cerveza con él fueran incapaces de abrir la boca para censurar a un
impresentable. Entre ellos uno que ahora va rajando
de los ambientes de los campos, sin importarle la desazón que provoca en los
narradores y en los técnicos comprometidos con su trabajo y con sus oyentes
hacer partidos así. “Los de deportes, con
Poblador a la cabeza, se lo han buscado”, aseguró en su momento un
trabajador/a de la radio que desde el minuto 1 de esta batalla sabía que él/ella
se quedaba. ¿Por qué tanta inquina? ¿Por qué? Ojalá el esmero que pusieron
siempre en criticar a los Deportes de Onda Madrid lo usaran para recriminar a
un camarada que hace unos días se vio una película en su turno de trabajo en el
ordenador de un estudio. O en evitar que otro se rompa el cuello en sus
interminables siestas en horario laboral.
Sí, después de esta masacre todavía veo a gente sobando a pierna suelta en su lugar de trabajo. O en tantas cosas
inaceptables que ocurren cada día entre las cuatro paredes de esta Onda Madrid.
Yo mismo lo veo con mis propios ojos, no necesito que nadie me lo cuente. Gente
que se ríe de los muertos, de los vivos, de los enfermos, de los jefes y de los
pelagatos como yo. Todos lo saben, nadie
hace nada por evitarlo, los que cobran por esa responsabilidad prefieren no mojarse. Igual que hicieron con el ERE. “No podemos hacer nada, deciden los de
arriba”, repiten a menudo como eterno
Ibuprofeno para su conciencia. Aquí nunca pasa nada. Son algunos de
Deportes los que tienen un muro delante que les impide ver la realidad. Los
pesados son algunos de Deportes por tocar tanto los huevos, por denunciar lo
que ocurre por escrito. Quejas que terminan en el cubo de la basura. Lo
importante, como hemos escuchado a algún compañero/a, es conservar la nómina a
fin de mes. Sí, eso es lo importante, no que la radio se esté yendo a la
mierda. Sin oyentes, sin alma. Sin nada.
La única emisora de radio que no arregló el retardador, ese aparatito que te permite a ti, oyente,
sincronizar la voz de tu narrador favorito con la imagen de televisión. Basta
con haber cursado primero de radio para saber que sin retardador el oyente
cambia de dial. Da igual, DEP retardador. ¿Para qué arreglarlo, verdad?
Ha sido un
año durísimo. Mi gente ha sufrido mucho, muchísimo, hasta los límites tolerables
por cualquier ser humano. Mi gente ESTÁ SUFRIENDO mucho, muchísimo, hasta los
límites tolerables por cualquier ser humano. Ahora cada uno ha elegido su
camino, diferentes unos de otros. Yo los apoyo a muerte en su decisión porque
sé lo jodida que ha sido, que está siendo. De verdad, no os podéis imaginar el
desgaste que han sufrido algunos de mis compañeros durante los últimos meses.
Por momentos, inaguantable. Han perdido salud y años de vida, estoy seguro. Ni
uno solo de los actuales trabajadores de Onda Madrid (yo el primero) puede
siquiera acercarse a la desazón de la gente que fue injustamente despedida. Por
eso me jode tanto que nadie haga nada para respetarlos. NADIE. Ni los jefes ni
los indios. Respetarlos sería hacer todo lo posible para que la delincuencia laboral sea castigada.
Respetarlos es esconder las lágrimas en el cajón de la mesilla de casa y actuar
con hechos. Claro que es difícil, y desgastante, y complejo. Pero eso es lo
mínimo que merecen mis compañeros. HECHOS. Algo que vale infinitamente más que
los mensajes, las lágrimas, las carantoñas, los “lo sientos” y los bla bla
bla.
Mis
amigos, mis compañeros de DeportesOndaMadridforever,
nuestros oyentes y todos aquellos que nos han respaldado merecen este artículo.
Unas líneas que me han llevado muchas semanas y muchos repasos. Y sobre todo lo
necesita mi alma, rabiosa y desencajada por asistir a tanta golfería, maldad y mediocridad humana. Eso
sí, todos los malos momentos cargan en el remolque con algo bueno. Lo bueno de
esta historia es que me he dado cuenta de con quién puedo ir al fin del mundo o
sentarme a contemplar el mar (como en la imagen de este artículo sin título).
Gente (poca) que, pase lo que pase, estará siempre en mi corazón, en mi vida y en
mis pequeños detalles. Vosotros sabéis quiénes sois. Os quiero, amigos.