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miércoles, 31 de diciembre de 2014

CALLEJÓN SIN SALIDA


     “Cuando las cosas se hacen mal, no pueden salir bien”. La frase no es mía, sino de una persona que conoce muy bien a este Real Madrid de baloncesto. Quizás sea demasiado severa, pero es simple y no esconde ninguna mentira. En estas líneas vamos a tratar de desmenuzar los porqués de esta situación, que los lectores fieles (infinitas gracias) ya pudieron intuir en este blog durante el pasado verano. El Real Madrid acumula 6 derrotas oficiales en este curso que justo ahora cambia de año. Eso es noticia, desde luego. Y lo es mucho más que se haya dejado 4 de los últimos 5 choques ACB, todos a domicilio (Bilbao, Estudiantes, Barcelona y Málaga). Aún así, no es lo más preocupante. Ni de lejos. Lo alarmante en este proyecto 4.0 de Pablo Laso son las sensaciones, lo que se ve y lo que se atisba, los síntomas de una crisis aguda de fe. Es curioso, ¿no? Un equipo agobiado siempre por los impenitentes resultadistas se descose no cuando deja de ganar, sino cuando deja de ganar porque ha perdido la alegría y la cohesión. Para mí es un matiz tan importante como difícil de calibrar en los despachos más grandes de los clubes más grandes.

     Galopante crisis de fe. E insisto, todo viene del verano post-finales perdidas. Los que mandan (Juan Carlos y Florentino) no confían en Laso y Pablo lo sabe. Él ya no tiene los ayudantes que quiere ni confecciona la plantilla que desea. Los jugadores, que conocen esto, tampoco confían ciegamente en el entrenador que durante mucho tiempo los hizo felices, pero no les pudo regalar la Copa de Europa. Una falta de confianza que se arrastra desde Milán y que en algunos casos concretos es completamente irreconducible. Para ser feliz hay que creer en lo que se hace, en la vida y en el baloncesto. Los jugadores ya no lo hacen, por eso el actual Real Madrid es un equipo con evidentes taras defensivas y con un excesivo abuso del “yo me lo guiso” en ataque. Las mandarinas a veces entran porque son muy buenos, pero esa es una tendencia inaceptable para una escuadra que quiere campeonar. Y ojo, a continuación viene para mí lo más grave.



       
     Yo, hincha acérrimo de este maravilloso deporte llamado baloncesto, bendigo a Pablo Laso y al núcleo de este grupo de jugadores porque me han hecho gozar hasta el límite con momentos portentosos de juego y de showtime. Sí, ya sé que a ti, hincha acérrimo del Real Madrid, sólo te valen los títulos, pero yo no tengo esa necesidad y por eso siempre he plasmado en este blog que, ocurriera lo que ocurriera, el legado inmaterial de este proyecto era espectacular. El entrenador vitoriano tiene un mérito bárbaro. Por eso he escrito arriba que ahora viene lo más grave: no reconozco a este Pablo Laso. Lo noto completamente sólo, sin nadie de plena confianza al lado para templarlo, animarlo, censurarlo o ayudarlo en la intermediación con los actores. Conozco a Chus Mateo, es un sensacional entrenador y un fantástico tipo, pero no es el hombre de Laso. Así de fácil, así de difícil. Ya no es el Pablo Laso con fe ciega en esa pizarra que en tiempos muy turbulentos le hizo apostar sin ambages por Slaughter, Darden o Mejri, fichajes de entrenador, no de club ni de afición. El Laso que yo conozco estaría utilizando a Marcus Slaughter, y más con las penurias defensivas que exhibe su equipo. No valoro si sería acertado o no, simplemente defiendo que el Laso de verdad haría eso. Es como si supiera que tiene fecha de caducidad y estuviera convencido de no puede revertir la situación. Sólo, muy sólo.
      
     A día de hoy ningún jugador del Real Madrid está a su nivel, salvo Felipe Reyes. Ninguno. De los fichajes, Ayón, Rivers y Campazzo  no aprueban. Nocioni y Maciulis cumplen, nada más. Rudy asoma pero está lejos de su necesario rol decisivo. Llull luce un rostro crispado, no es feliz. Hasta mi admirado Sergio Rodríguez está mustio, penalizado mitad por la pubalgia, mitad por rara vez aparecer más de 20 minutos sobre el parqué. El juego interior no tiene peso en la faceta ofensiva del conjunto merengue. Bourousis está firmando una notable campaña, pero ha sucumbido estrepitosamente en las 4 o 5 citas en las que se ha topado con centers de verdad. Si con Tabak la pintura no carbura, ¿para qué lo ficharon?



     
     El Madrid no ha perdido nada… y ha perdido mucho. Opta a los 3 títulos grandes (febrero, mayo y junio) y viene de levantar la Supercopa en septiembre pasando por encima del Barcelona. Un Barça que tampoco carbura, lo cual siempre es un pequeño bálsamo en esa eterna e innegociable rivalidad. Todo esto es verdad, pero por el camino se van cayendo piezas básicas del otrora puzzle de las emociones: alegría, fe, confianza, cohesión, unión, sonrisas. Coño, si es que en muchos partidos este Madrid no corre, no mata la cesta rival, no chocan sus pechos tras una acción espectacular. Eso también es baloncesto, aunque jamás acabe en las vitrinas de la sala de trofeos. Jugadores, responsables. Pablo Laso, mucho. Pero Juan Carlos Sánchez y Florentino Pérez, también. Dejaron en la nevera un yogurt que ellos ya veían como caducado, y las decisiones a medias no son decisiones. La sección de baloncesto tiene un problema desde hace mucho tiempo, un problema que no nace ni en la sección ni en el baloncesto. Los que mandan quieren a la chica guapa a toda costa. Y aunque estén a punto de convencerla después de un largo y trabajado cortejo, en cuanto notan que se lo piensa un poco, la rechazan. Y el deporte nos ha enseñado muchas veces que para el sí de la chica guapa hace falta recorrer un camino lleno de decepciones, derrotas y fallos. Si el chico cree, lo logrará. Este chico apuesto, elegante y con recursos llamado Real Madrid ya no cree. Sólo un giro inesperado o un milagro pueden frenar el deterioro del proyecto más largo del baloncesto moderno del Real Madrid. Y ojo, no seré yo quien entierre esa posibilidad porque el dios del basket me ha sorprendido en muchas ocasiones. Pero ahora mismo la situación del Real Madrid de baloncesto parece un callejón sin salida.



viernes, 26 de diciembre de 2014

UNA CITA CON MUY POCA INOCENCIA


     Barcelona – Real Madrid, un “Clásico” de la Navidad. Un “must”, que dirían los modernos (no lo soy) y los fans de las redes sociales (lo soy). El partido que aprovecha el vacío futbolero y las ganas de deporte que tenemos todos en estas fechas. Cada año el derbi posee ingredientes y bálsamos de sobra para confeccionar una buena ensalada. En este 2014, por supuesto, también.

     El Barça aterriza en este primer gran derbi liguero lejos de su mejor versión. El Madrid, lo mismo. Los culés acumulan 2 derrotas en las últimas 3 jornadas. Los merengues han perdido más de lo habitual (4 veces en choques oficiales) durante las últimas semanas de competición. Y más allá de la innegociable tiranía de los registros, acudimos a ese perenne intangible llamado “sensaciones” para concluir que ambos trasatlánticos no las transmiten del todo buenas. Blancos y azulgranas exhiben momentos de muchísimo nivel, pero los alternan con carencias defensivas impropias de 2 aspirantes a campeonar en cada competición que disputan.




    No es un partido decisivo, ni de lejos. Es más, con el actual formato de la ACB es incluso clasificatoriamente prescindible. Pero un Barcelona – Real Madrid siempre es trascendente, y más esta temporada, ya que el perdedor saldrá profundamente tocado. Y no digamos si la derrota es severa. Perderían más los de Xavi Pascual porque esta vez juegan al calor de su afición, desapegada durante todo el curso, caliente cuando el forastero es el Madrid. ¡Trigésimo! duelo entre Pascual y Laso en las últimas 4 temporadas. El vitoriano domina el balance (16-13), pero no cuenta con el apoyo incondicional de sus jefes. El catalán acaba de ampliar su contrato hasta 2017 y puede llegar a cumplir una década como entrenador del Barcelona, algo utópico para cualquier técnico e impensable cuando relevó de manera provisional a Dusko Ivanovic. Es el jefe, hace y deshace a su antojo, luce galones. No se cuestiona, por ejemplo, que Pleiss juegue sólo 10 minutos por partido porque el coach se ha ganado unas cuantas toneladas de crédito. No es el caso de Laso, al que no le ha servido ni el +21 en la final de la Supercopa porque en un equipo grande la confianza perdida ya no se suele recuperar. 



   

     Insisto, nos apetece mucho disfrutar de este Clásico. Y eso que esperan otros 2 de Copa de Europa los días 5 febrero y 2 de abril. Y luego el de vuelta de la Liga Endesa en el Palacio. Y puede que se vuelvan a cruzar en febrero en la Copa. Y quién sabe si en la Final Four de Madrid. Y casi seguro en los playoff por el título. Pero no nos cansamos. Aunque lleguen mal, aunque no estén Navarro, Oleson, Abrines ni posiblemente Sergio Rodríguez, cuya incidencia en el juego de su equipo vale por 3. Hay alicientes. Muchos, muchísimos. Actúan los de siempre, ese Marcelinho y ese Felipe que son como los ACDC: los has visto y escuchado 1000 veces pero agotan el papel allá por donde pasan. Y debuta el “metedor” francés Edwin Jackson. Y es de esos días elegidos en los que debe marcar las diferencias Gustavo Ayón, fichado este pasado verano como factor diferencial. Y se estrena en el Palau, además con un rol importante, Facundo Campazzo. Y ojo, está preparado para derribar la puerta mediática Mario Hezonja, un jugador de baloncesto como la copa de un pino. Y es un encuentro muy importante para Bourousis, que está realizando una campaña descomunal, pero curiosamente ha sufrido mucho contra los pívots de verdad. Y en definitiva, se te quita el síndrome de la devaluación cuando recuerdas que sobre el parque del Palau Blaugrana estarán Doellman, Llull, Satoransky, Nocioni, Rudy, Tomic, Thomas o Bourousis. Todos juntos. Imperdible este ya “clasicazo” de Navidad. A pesar de caer en 28 de diciembre será una cita con muy poca inocencia. ¡Qué lo disfrutéis!


lunes, 8 de diciembre de 2014

10 ACTORES EN 10 JORNADAS (Baloncesto)


 Al igual que hicimos hace un mes con la Liga de fútbol http://tri-tri-triple.blogspot.com.es/2014/11/10-actores-en-10-jornadas.html, vamos a aprovechar que en la ACB hemos cruzado el umbral de las 10 primeras fechas para elegir a los 10 actores que de momento copan elogios, virtudes y protagonismo. Os invito a interactuar conmigo en los comentarios de este blog o a través de los enlaces que pondremos en las redes sociales, al fin y al cabo esto es mucho más divertido con debate y una buena dosis de pimienta. Son sólo 10, tened en cuenta que la elección es difícil porque unos cuantos se han de quedar fuera. En mi caso han rozado la gloria jugadores como Porzingis, Sergi Vidal, Maxi Kleber, Augusto Lima, Álex Abrines, Jaime Fernández, Javi Beirán o Clevin Hannah + Goran Suton, que entre los dos suman uno muy muy, pero que muy bueno. Me da pena no colar a ninguno de Unicaja de Málaga con la pedazo de temporada que está haciendo, pero es un equipo coral, lo cual supone una gran virtud. Bueno, vamos allá, aquí está mi decálogo de actores de estas 10 primeras jornadas de la Liga de basket.


10. VLADIMIR LUCIC. Por sus números quizá os sorprenda su presencia aquí, y puede que mi profunda debilidad por él me haga ser pelín condescendiente con su rendimiento. Pero lo he metido porque va de menos a más y porque por fin Perasovic le ha pegado en la frente la etiqueta de rol importante. Enamorado de él desde su amplia etapa en el Partizán, club del que salió más tarde que muchos compatriotas (tiene ahora 25 años). Magníficas cualidades, magníficos fundamentos. El crecimiento de Valencia Basket depende de tipos como él. Es buenísimo, y si se lo cree, lo será aún más. Una de mis grandes debilidades del campeonato.

9. DAVID NAVARRO. Un treintaañero que por fin está saboreando la dulzura de la ACB. Tras 1000 vueltas por todas las categorías del baloncesto español, este escolta se ha convertido con poco ruido y mucha muñeca en el jugador franquicia del Morabanc Andorra. Es feliz y hace felices a compañeros y espectadores. Valorar 15 puntos de media en 27 minutos de juego le hace merecedor de ocupar un lugar en este ranking. Antológico su “yo me lo guiso, yo me lo como” culminado con cesta ganadora en el choque contra Baskonia.   http://acbtv.acb.com/video/7510-lacb-20142015-liga_regular-3-canasta_ganadora_de_david_navarro. Sobresaliente para él.




8. DANI DÍEZ. 21 añitos. Lo conozco desde hace tanto tiempo que ya lo veo como un veterano. Será la barba y, sobre todo, esa mirada segura del tipo que sabe que el futuro le pertenece. Pero este muchacho ya está abrazado al rabioso presente, ya que se ha convertido en el actor principal del GBC y en uno de los mejores de la Liga. Pide las bolas calientes, se juega la última aunque la falle, como ocurrió en Gran Canaria hace una semana. Cedido por el Real Madrid, actúa estimulado por su regreso y por demostrar que el año pasado mereció más minutos. Se encuentra en la frontera de todo: del Madrid, de la Selección, de su mejor momento. No lo pierdan de vista.

7. STEVAN JELOVAC. Una de las revelaciones del curso. Joven (25 años), pero ya rebotado de varias aventuras sin recorrido por Turquía, Italia y Lituania. Otro tesoro capturado por los interminables tentáculos de Willy Villar, el arquitecto del CAI Zaragoza. Es un 2.08 que postea, pero también saca a pasear su zurda de seda al perímetro para taladrar con asiduidad la cesta rival. Firma dobles figuras como el que va a comprar el pan, y eso que juega poco más de 20 minutos por cita. Un descubrimiento. Me gusta mucho verlo jugar al baloncesto.




6. NACHO MARTÍN. Tras un arranque de campaña dubitativo, este clasicazo de la Liga ya ha escalado de un salto al indiscutible liderazgo del Tuenti Móvil Estudiantes. Nivel bárbaro en los últimos partidos, función colosal en el gran derbi contra el Madrid, póster incluido con mate a una mano delante del interminable Salah Mejri. Es muy bueno, mucho. Es muy listo, mucho. Es muy profesional, muchísimo. Hace de todo en una cancha de baloncesto, y todo lo hace bien. Y además lo veo y es, por muchos motivos que trascienden lo deportivo, el anillo para el dedo de toda la vida del Ramiro.

5. THOMAS HEURTEL. ¡Cómo ha crecido este chaval! Afronta su cuarta temporada en el Baskonia, y no dejo de preguntarme qué haría este pedazo de jugador al lado de un center de verdad. El francés ha conseguido que cuando escarbo en sus estadísticas lo primero que mire sean las estadísticas, y siempre ronda los 10 regalos. Desatasca partidos, y asume sin miedo la responsabilidad de una camiseta que pesa mucho más que su rendimiento presente. Quizás sea su última temporada en nuestra Liga, así que disfrutémoslo. ¿Soy el único que piensa que es un actor tremendamente infravalorado?

4. WILLY HERNANGÓMEZ. Una debilidad personal. Atiendan, por favor: este es un jugador descomunal, bestial, maravilloso. Su exhibición contra el Barcelona (29 puntos, 13 rebotes, 41 de valoración http://acbtv.acb.com/video/7743-lacb-20142015-liga_regular-10-exhibicion_de_willy_hernangomez) es sólo una muesca más en un revolver cargado hasta el último rincón. Ha trabajado mucho para mejorar, sigue trabajando muchísimo para ser el mejor. Desde Las Rozas hasta la cantera del Madrid, ahora escala en el Sevilla de los imberbes. Desde sus 210 centímetros baila en la pintura chotis, sevillanas y hasta tangos. Familia de baloncestistas, su hermano Juancho ya juega minutos de calidad en el Estudiantes. “Billy” (así lo llama todo el mundo) es la bomba. La va a liar parda, ya lo verán.

3. ANTE TOMIC. Ha convertido el 18+11, o el 20+9, o el 25+10, o en un mal día el 12+6 en una faena de aliño. Consuma dobles figuras de puntos+rebotes como el que hace trabajo de oficina de 9 a 18 horas. Soy Ante Tomic, me cambio, juego un ratejo al baloncesto y me voy a casa otra vez con 25 de valoración. Su frialdad y su eterna cara de despiste no le ayudan a reivindicarse como el actor decisivo que es, pero eso a él poco le importa. Para Xavi Pascual es indiscutible, algo nada fácil. Siempre entre los mejores, acumula ya más de un lustro en los 2 trasatlánticos del basket español. Para conseguir eso tienes que exhibir siempre un + en tu tarjeta personal. ¡Al podio una vez más!

2. MARKO TODOROVIC. En el amanecer de la temporada pensé que era un “supermanager” de manual, pero  de ahí a la campaña que se está “cascando” hay un  par de escalones más. Necesitaba salir de Barcelona para jugar, para gozar, para liarla sobre el parqué cada fin de semana. Nacer en Podgorica es sinónimo de dedicar tu vida al baloncesto, y este montenegrino de 22 años ya está preparado para ser indiscutible en el basket europeo. Elegante como pocos, versátil como ninguno. El crack de este Bilbao Basket que desde la cuerda de funambulista se está codeando con la élite de la Liga. Mucha culpa la tiene este jugón con inconfundible sello balcánico. Matricula de Honor.




1. FELIPE REYES. Es el mejor (de largo) en un equipo que cuenta con jugadores como Rudy, Ayón, Llull, Sergio Rodríguez o Nocioni. El mejor de largo. Y para mí el mejor de estas 10 primeras jornadas. Con 34 años en su DNI, progresa cada día, algo que está a la altura sólo de las leyendas. Enterrado 1001 veces, él asoma su repeinada caballera los días de función para seguir tapando bocas. Ya es el octavo jugador con más partidos en la historia de la Liga, y algunos pensamos que terminara superando los 756 de Rafa Jofresa. Se activa igual contra el Barça que frente al Manresa. Puede con todos, pelea contra todos. Mete tiros libres como churros, algo impensable en su amanecer como jugador. No hay palabras para definir la trascendencia de este tipo. El alma del Madrid. El alma de la Liga. El indiscutible monarca del baloncesto español.





   

lunes, 1 de diciembre de 2014

HASTA EL PRÓXIMO MUERTO



     El factor diferencial es el muerto. Cuando hay un muerto llueven los comunicados oficiales, se agitan las hipócritas conciencias y se convocan reuniones urgentes que ya se produjeron cuando el penúltimo muerto. El muerto marca la agenda de los balones fuera y los deseos de que jamás haya otro muerto. Sin muerto, nadie se habría reunido, nadie se habría sobresaltado, quizás nadie se hubiera enterado de que 2 centenares de delincuentes se habían citado en plena calle, armados hasta los sobacos, para darse de hostias.

     El muerto es el único que nos recuerda que los que sentimos el fútbol como una parte importante de nuestras vidas tenemos un problema grave. Y muertos ha habido pocos, muy pocos para el clima bélico que rodea los partidos y hasta la cotidianeidad de este hobby llamado fútbol. 11 muertos en los últimos 32 años no me parece una cifra exagerada para la ingente cantidad de escoria que se abraza al entorno de este negocio con forma de deporte. El origen de la corrupción está probablemente en la tendencia que tiene el ciudadano a engañar, una desviación que exhibe el alcalde poderoso pero también el español anónimo que no maneja dinero público. Con el fútbol es lo mismo, el germen de la violencia se sitúa en cada hueco de cada grada de los estadios españoles. Detrás de un apuñalamiento está la tibieza con la que asistimos a un insulto o una obscenidad.





     Siempre he defendido con convicción y vehemencia que los que formamos, de una u otra manera, parte del fútbol somos demasiado tibios. Me rebelo ante los que asumen que el fútbol ha de ser un contenedor de mierda, de actitudes que serían censuradas al instante en cualquier otro ámbito de nuestra sociedad. Soy un enemigo acérrimo de la violencia física, por supuesto, pero también de la violencia verbal. Es como si las gradas de un estadio fueran un microclima que acogiera con simpatía barbaridades que jamás serían aceptadas en la cola del supermercado, en un autobús, en el andén del Metro, en los baños de un cine, en la recepción de un hotel o en la sala de reuniones de una multinacional. En los estadios de fútbol se escuchan los “hijos de puta”, “me cago en tu puta madre”, “moro de mierda”, “maricón bastardo” y una amplia colección de obras poéticas como ruido de fondo que ya no nos afecta. He discutido muchas veces con compañeros de profesión que valoran esta violencia verbal como un lugar común. “Es el fútbol”, como si el fútbol tuviera la obligación de acoger toda la porquería que se intente agarrar a él. Debajo de un gran árbol siempre hay una semilla. Y de una semilla pueden nacer centenares de ramas podridas.

     Afirmar y, lo que es peor, convencerse de que sucesos como el de Madrid Río son ajenos al fútbol es una barbaridad. Porque estos delincuentes, muchos de ellos con antecedentes penales a sus espaldas, encuentran cobijo en el fútbol. Ya somos mayores para chuparnos el dedo. Son radicales con nombres y apellidos, la mayoría identificados y fichados. Son  rostros conocidos por las autoridades y por los clubes de fútbol, que en muchas ocasiones les financian viajes, les acomodan en aviones oficiales y hasta les regalan entradas con las que luego hacen negocio. Esto es más viejo que la tos, por eso es delirante la hipocresía con la que los “corbatas” comparecen delante de un micrófono con el cadáver del muerto aún caliente. Sobran los comunicados y faltan los hechos. Con muertos y sin muertos.




     En Argentina la delincuencia se apropió de las gradas de los estadios y de las oficinas de las entidades. En España una supuesta ideología marca la agenda de barbaridades de los grupos ultras. Una sinrazón que acoge incluso a cuarentones padres de familia que dejan a 600 kilómetros a un niño de 4 años para venir a Madrid a darse de palos. Con 16, 17, 18, 20 ó 22 años puedes equivocarte, incluso hacer cosas de las que quizás te arrepientas toda tu vida. Con 40, 45 ó 50 algo muy grave ha fallado en la cadena de la evolución para desayunar entre bates de beisbol y navajas. Es muy duro que muera un hombre joven que se metió en una pelea. Pero lo más sangrante es que eso ya le ha ocurrido (y le puede volver a ocurrir) a cualquier hincha pacífico cuyo único delito es acudir con ilusión a un partido de fútbol.

     Hagamos autocrítica. Hemos llegado a un punto en el que en el fútbol siempre vende más la confrontación que la armonía. A pequeña escala, como puede ser una encendida tertulia periodística, o a mayor escala, como una reyerta multitudinaria entre radicales que agreden en nombre de no sé qué ni quién. Venden más las hostias que los abrazos, molan más los insultos que los piques sanos. Hemos asumido que no llevamos a un muchacho a ver un partido de fútbol porque es peligroso, porque tenemos miedo. Eso es gravísimo, supone una gran derrota colectiva a la que contribuyen la tibieza de los hinchas y la hipocresía de los dirigentes. Lo peor de todo es que cierro este artículo con la convicción de que quizás en 2030 siga teniendo vigencia. Hasta el próximo muerto.