Barcelona – Real
Madrid, un “Clásico” de la Navidad. Un “must”, que dirían los modernos (no lo
soy) y los fans de las redes sociales (lo soy). El partido que aprovecha el
vacío futbolero y las ganas de deporte que tenemos todos en estas fechas. Cada
año el derbi posee ingredientes y
bálsamos de sobra para confeccionar una buena ensalada. En este 2014, por
supuesto, también.
El Barça aterriza en este primer
gran derbi liguero lejos de su mejor versión. El Madrid, lo mismo. Los culés
acumulan 2 derrotas en las últimas 3 jornadas. Los merengues han perdido más de
lo habitual (4 veces en choques oficiales) durante las últimas semanas de
competición. Y más allá de la innegociable tiranía de los registros, acudimos a
ese perenne intangible llamado “sensaciones” para concluir que ambos
trasatlánticos no las transmiten del todo buenas. Blancos y azulgranas exhiben
momentos de muchísimo nivel, pero los alternan con carencias defensivas
impropias de 2 aspirantes a campeonar en cada competición que disputan.
No es un partido decisivo, ni de
lejos. Es más, con el actual formato de la ACB es incluso clasificatoriamente
prescindible. Pero un Barcelona – Real Madrid siempre es trascendente, y más
esta temporada, ya que el perdedor saldrá profundamente tocado. Y no digamos si
la derrota es severa. Perderían más los de Xavi Pascual porque esta vez juegan
al calor de su afición, desapegada durante todo el curso, caliente cuando el
forastero es el Madrid. ¡Trigésimo! duelo entre Pascual y Laso en las últimas 4
temporadas. El vitoriano domina el balance (16-13), pero no cuenta con el apoyo
incondicional de sus jefes. El catalán acaba de ampliar su contrato hasta 2017
y puede llegar a cumplir una década como entrenador del Barcelona, algo utópico
para cualquier técnico e impensable cuando relevó de manera provisional a Dusko
Ivanovic. Es el jefe, hace y deshace a su antojo, luce galones. No se cuestiona,
por ejemplo, que Pleiss juegue sólo 10 minutos por partido porque el coach se ha ganado unas
cuantas toneladas de crédito. No es el caso de Laso, al que no le ha servido ni
el +21 en la final de la Supercopa porque en un equipo grande la confianza perdida
ya no se suele recuperar.
Insisto, nos apetece mucho
disfrutar de este Clásico. Y eso que esperan otros 2 de Copa de Europa los días
5 febrero y 2 de abril. Y luego el de vuelta de la Liga Endesa en el Palacio. Y
puede que se vuelvan a cruzar en febrero en la Copa. Y quién sabe si en la
Final Four de Madrid. Y casi seguro en los playoff por el título. Pero
no nos cansamos. Aunque lleguen mal, aunque no estén Navarro, Oleson, Abrines
ni posiblemente Sergio Rodríguez, cuya incidencia en el juego de su equipo vale
por 3. Hay alicientes. Muchos, muchísimos. Actúan los de siempre, ese Marcelinho
y ese Felipe que son como los ACDC: los has visto y escuchado 1000 veces pero
agotan el papel allá por donde pasan. Y debuta el “metedor” francés Edwin
Jackson. Y es de esos días elegidos en los que debe marcar las diferencias
Gustavo Ayón, fichado este pasado verano como factor diferencial. Y se estrena
en el Palau, además con un rol importante, Facundo Campazzo. Y ojo, está
preparado para derribar la puerta mediática Mario Hezonja, un jugador de
baloncesto como la copa de un pino. Y es un encuentro muy importante para Bourousis, que está realizando una campaña descomunal, pero curiosamente ha sufrido mucho contra los pívots de verdad. Y en definitiva, se te quita el síndrome de
la devaluación cuando recuerdas que sobre el parque del Palau Blaugrana estarán
Doellman, Llull, Satoransky, Nocioni, Rudy, Tomic, Thomas o Bourousis. Todos
juntos. Imperdible este ya “clasicazo” de Navidad. A pesar de caer en 28 de
diciembre será una cita con muy poca inocencia. ¡Qué lo disfrutéis!
Discrepo en una cosa: creo que, en caso de derrota, perdería más el Real Madrid que el Barcelona. Las bajas en el juego exterior y el hecho de tener que jugar con 9 (alguno de sus jugadores no-cupo se queda sin sitio) serían motivo más que suficiente para descafeinar una hipotética derrota; el Madrid, precisamente por los mismos motivos, saldría bastante más tocado. Así lo percibo yo, al menos. Y además, creo el Chacho va a jugar
ResponderEliminarSe juegan algo intangible y muy importante como es lo anímico. Laso tiene la soga al cuello.
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