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jueves, 24 de abril de 2014

ESTILOS LIBRES, OPINIONES LIBRES



     Guardiola, Ancelotti, Mourinho y Simeone. Aquí los entrenadores de los 4 semifinalistas de la Copa de Europa. Casi nada. Pasado, presente y futuro del fútbol mundial. No hemos visto los mejores partidos de ida de la historia de la competición (1 gol en 180 minutos), pero esta semana de balompié europeo nos ha dejado un apasionante debate de estilos, de pizarras, de propuestas, de elecciones. Apasionante, claro que sí. Aunque sea un territorio ideal para los ultras del pensamiento único, ese que desahoga a muchos y da de comer a muchos otros. Mourinho y Guardiola son el paradigma de este ring de extremistas. Nada nuevo. Y lo que nos queda, desgraciadamente.

     Empecemos por lo último, el Real Madrid – Bayern. He visto el partido grabado este mediodía, anoche tenía quehaceres baloncestísticos. No soy mucho de disfrutar del fútbol en diferido, aunque reconozco que te permite analizar con más rigor los detalles. No me gusta porque no acudes al match virgen. Has leído y escuchado tanto sobre la función que es imposible sentarte delante de la tele con los prejuicios aparcados. Pero soy un admirador de la pizarra de Guardiola, y me apetecía mucho observar cómo se había desarrollado el duelo en Chamartín.

      El fútbol son detalles. Y al máximo nivel la importancia de esos detalles se multiplica por 1000. Los detalles impidieron al Madrid (casi) sentenciar la eliminatoria a la contra, los detalles también privaron al Bayern de culminar con 0-1 un arranque de mucha personalidad. Porque le doy mucho valor a lo que hicieron los alemanes. Ojo, jugaban en el Bernabéu, un escenario en el que sólo los muy valientes y brillantes son capaces de poner en práctica el sueño (casi) utópico de encerrar al Madrid en su campo. Muy elogiable y más teniendo en cuenta que ayer era el estadio de las grandes ocasiones, el que bulle, el que hierve, el alejado de la función de opera habitual en las faenas cotidianas. Es verdad que el Bayern no estuvo súper, que no encontró la anhelada velocidad en la circulación del balón, que no fue capaz de dar el último pase. Pero es una escuadra con mucha personalidad. No es fácil para Guardiola instaurar un modelo que choca frontalmente con la escuela tradicional del fútbol alemán. Ahí están las cada vez más habituales declaraciones de censura de los tótems del club bávaro.
 
 

     Lo dicho. Para mí el Bayern Munich jugó un buen partido de fútbol, sobre todo la primera mitad. Pero es que el Real Madrid defendió muy bien, lindando con la perfección. Actores esforzados, solidarios, intensos, comprometidos. Con los 4 del fondo, laterales y centrales, absolutamente perfectos. Eso también es fútbol. He escrito varias veces que no soy un admirador incondicional de la táctica de Ancelotti, pero anoche la actuación defensiva de los suyos fue sencillamente gigantesca. Honestamente creo que fue mérito del Bayern esconderle el balón, aunque también pienso que el Madrid tiene armas de sobra para amenazar con más regularidad el marco rival. Eso sí, no podemos olvidar que este Real Madrid ha ganado (con justicia) la final de la Copa del Rey sin Cristiano y se ha impuesto al trasatlántico teutón con el portugués al 60% y con un Bale muy diezmado. Mucho, muchísimo mérito. Repito. El fútbol de alto nivel son detalles. Si el Madrid acierta a la contra, 3-0. Si el Bayern hubiera estado algo más fino y rápido en el último pase, quizás 1-2. Por eso es tan difícil levantar una Champions. Por eso es casi imposible repetir título en 2 temporadas seguidas.

     Lo cierto es que para muchos el fútbol es lo que menos importa. Se convierte en una simple excusa para alimentar el pensamiento único, para besar de tornillo la teoría de los héroes y los villanos, para vomitar bilis y resquemor hasta que ya no quede nada dentro. Aquí entra en juego el Atlético de Madrid – Chelsea. No soy fan de la propuesta futbolística de Mourinho. Ojo, tampoco siento devoción de partida por el gusto de Simeone, lo que es compatible con afirmar que me parece un entrenador fantástico, con infinidad de recursos tácticos y con eso que no se compra (carisma) para exportar. Añado que admiro a los entrenadores que tienen en cuenta al hincha imparcial, ese que acude a la televisión para divertirse, para gozar con un espectáculo en forma de 90 minutos de acción. Este aficionado imparcial salió trasquilado el martes, ya que quizás fue el choque menos vistoso de la actual edición de la Liga de Campeones. El Atleti lo intento, aunque siempre con el freno de mano de dejar a toda costa el 0 en su portería. ¿Por qué, si no, no juntó el Cholo a Arda y Diego en la segunda mitad? Y el Chelsea cerró la ida con el objetivo cumplido, jugar en Stamford Bridge con el 0-0 de la ida. Creo firmemente que Mourinho tiene armas para atacar más. Es más, soy de los que piensan que el luso saca mejor rendimiento de sus equipos cuanto menos talento tienen. Siempre hace una escuadra competitiva, pero tiene alergia a juntar a todos los buenos.     
 
 
 

     Dicho esto, discrepo abiertamente con los que aseguran que cualquiera puede hacer lo que desempeñó el Chelsea en el Calderón. Eso no es verdad. El sistema defensivo blue fue soberbio, con artistas impenetrables como Terry, Cahill o David Luiz y buenos futbolistas como Torres, William o Ramires sacrificando sus cualidades en aras del bien común. Mourinho desactivó a un Atlético de Madrid poco acostumbrado a llevar la iniciativa. Lo desesperó hasta el punto de obligarle a hacer decenas de centros laterales inoperantes. Los románticos como yo siempre defenderemos que el deporte es una oferta de ocio más allá del resultado o del “fin justifica los medios”, pero de ahí a negarle la sal, la pimienta, el aceite y hasta los mendrugos de pan a un entrenador de fútbol va un abismo. Eso sí, no juzguemos a todos los equipos desde la misma rampa de salida, por favor. No tiene los mismos medios ni mimbres Mou que Simeone. Ni Guardiola que Paco Jémez. Ni Ancelotti que Fran Escribá.

     Pues eso, queridos amigos y amigas. Estilos libres, opiniones libres. Para mí, el Pep Guardiola entrenador es un genio. Un loco, un pirao, un obseso de su trabajo. Capaz de aprender alemán en un año porque sabe que puede ser capital para conseguir éxitos. Preparado para introducir matices tácticos incluso en el mejor equipo, en ese que viene de ganar un triplete de ensueño. Para mí, el Mourinho entrenador tiene cosas muy buenas, sobre todo, insisto, la gran habilidad de plantar cara a los mejores cuando él goza de menos talento en su fábrica. Es mi humilde opinión, poco populista dentro de esta imparable cascada de filias y fobias. Yo tengo mis gustos, como todos. Y no voy a negar que me llena de orgullo que mi equipo, la Selección Española de Fútbol, haya pasado a la historia eligiendo un estilo hermoso. Y defiendo que no podemos olvidar que no todos los habitantes del planeta son tan enfermos del fútbol como nosotros, y seguramente ellos apagaron la tele el martes. Pero el fútbol es maravilloso porque caben todos los estilos, todas las propuestas, todas las pizarras. Como también las opiniones para alabar o censurar con argumentos esas elecciones de los entrenadores. Apropiarse de un estilo o renegar de otro por fanatismo sólo conduce a negar la evidencia. Estilos libres, opiniones libres. Qué ganas de que lleguen los partidos de vuelta.  


lunes, 14 de abril de 2014

¿HACEMOS UN POCO DE BALONCESTO FICCIÓN?



     Damas y caballeros, ya están aquí los cuartos de final de la Copa de Europa de baloncesto. Tras 24 kilómetros recorridos en una competición más maratoniana que la propia maratón, nos encontramos con 4 deliciosos cruces que se van a dirimir en apenas 10 días. Baloncesto del bueno, eliminatorias jugosas que colocarán a 4 equipos (equipazos) en la Final Four de Milán. 2 españoles, 2 griegos, 1 italiano, 1 ruso, 1 turco y 1 israelí. A mí me encanta el basket , a ti también. Yo acierto menos en los pronósticos que Shaquille O´Neal desde el tiro libre, tú seguro que las enchufas de todos los colores. Allá va mi apuesta… espero la tuya.

 
REAL MADRID – OLYMPIACOS

     Pedazo de serie, la madre de todas las eliminatorias. Una cita orgásmica para todos los fanáticos de la cesta. El equipo más jugón de Europa contra el más competitivo. El más laureado contra el actual bicampeón de la competición más difícil del mundo. Frente a frente los dos mejores bases del momento, Sergio Rodríguez y el dios heleno Vassilis Spanoulis, caviar del bueno en la posición de 1. El Madrid querrá correr, los del Pireo querrán trabar y explotar el físico de Petway y Dunston. Ojo a Shermadini, que ya destrozó a Bourousis en la Copa. Los precedentes históricos entre ambos trasatlánticos apuntan a la tremenda importancia del factor cancha, por lo que los blancos parten con un ligero favoritismo.  ¿51-49? ¿52-48? Mi apuesta es que la eliminatoria se decide el viernes 25 de abril en el Palacio. Real Madrid 3 – Olympiacos 2.

 
BARCELONA – GALATASARAY

     Ultrafavorito el Barça, a priori es la eliminatoria más decantada de los cuartos de final. Ventaja de campo y enorme diferencia en la profundidad del banquillo. Los Arroyo, Erceg, Hairston y compañía forman una primera unidad muy potente, pero a 200 hipotéticos minutos los de Pascual son netamente superiores. Grandioso Top 16 de la escuadra azulgrana, que sólo se dejó llevar al final. Duelo bonito y más con la entusiasta y futbolera hinchada turca, poco acostumbrada a estar tan cerca de una Final a Cuatro. ¿Volverá el mejor Tomic en el momento de la verdad? ¿Recuperará Navarro su idilio con los triples? Le concedo un triunfo a los otomanos por pura caridad. Barcelona 3 – Galatasaray 1.
 



CSKA – PANATHINAIKOS

     Escribí en el arranque del torneo que Lokomotiv Kuban sería la gran revelación de la Euroliga y Panathinaikos el gran gatillazo. Bueno, me he quedado a medias (una vez más) en una cosa y en la otra. Lo cierto es que nunca pensé que Obradovic no estaría entre los 8 mejores. Pero el equipo verde no me transmite nada. Sus jugadores son un sí pero no, como Ukic, Gist o Fotsis. Viendo sus partidos dan ganas de que el legendario melenudo Alvertis se quite el traje y se vista de corto. Ni siquiera Diamantidis es el actor decisivo de antaño. No le concedo ninguna posibilidad en esta serie, ni siquiera con la baja de Teodosic (al menos en los 2 primeros partidos). Messina estará en otra Final Four. Y además por la vía rápida. Lo malo para el baloncesto es que no será, a priori, una función muy vistosa. CSKA Moscú 3 – Panathinaikos 0.

 
ARMANI MILÁN – MACCABI

     Cruce muy muy muy igualado. Pero mucho. Tanto que no lo veo claro por ninguno de los 2 lados. El mapa del favoritismo ubica la chincheta de los italianos en un lugar preferencial porque su segunda fase ha sido impresionante… y además les espera la Final Four al calor del brasero del Mediolanum Forum. Y porque Langford es buenísimo, Hackett y Jerrels 2 escuderos de lujo, y Samuels y Lawal sendos intangibles de padre y muy señor mío. Seguro que echan de menos al lesionado Gentile Jr, aunque sinceramente yo esperaba mucho más de él esta campaña. El Maccabi no asusta como antaño, pero siempre pasea por Europa la etiqueta de competitivo. Todos sus jugadores son irregulares (valgan Hickman o Devin Smith como ejemplos), pero todos te pueden hacer un traje en el momento decisivo. Mi (arriesgado) pronóstico es que el hebreo será el único equipo de los cuartos que triunfe como forastero. Arañará un triunfo en Italia y hará de La Mano de Elías un fortín impenetrable. Armani Milán 1 –Maccabi 3.

 
Real Madrid – Barcelona y CSKA – Maccabi en la Final Four de Milán. ¿Lo compartes?



miércoles, 2 de abril de 2014

UNA COMPARACIÓN CON TRAMPA


     El origen de este artículo de opinión es mi socio Alfonso Bernardo, compañero de batallas radiofónicas imborrables. 10 minutos después del Barcelona – Atlético de Madrid de Champions, Bernardo publicó en una red social su enfado por el dobleraserismo de la crítica a la hora de juzgar el estilo de este Atleti y de aquel Madrid. Él considera que la propuesta de Simeone (que a Bernardo le gusta) es ensalzada mientras que la de Mourinho era sistemáticamente censurada. Me parece que esta opinión, secundada por muchos, abre un debate fascinante.

     Parto de la convicción de que en el fútbol no hay verdades absolutas, pensamiento que choca frontalmente con el nuevo y apasionante periodismo deportivo, en el que el gris es un malhechor, un okupa  que ensucia una obra de teatro con personajes muy definidos. Partiendo de esa premisa, insisto, voy a ofrecer mis argumentos de por qué considero que esa comparación tiene trampa. Y eso que siempre he defendido que Mourinho y Simeone, en su forma de ser y en su manera de entender su profesión y el fútbol, son muy parecidos.

     No soy un enamorado de la propuesta futbolística del Cholo. No me agrada que siempre se tape los pies antes que la cabeza, que sus equipos den un paso atrás cuando el marcador le sonríe, que incluso contra escuadras mucho más débiles y con menos recursos, no varíe demasiado su pizarra mental. Esto que escribo no es incompatible con gritar hasta quedarme afónico que lo que está haciendo el argentino con este Atlético de Madrid es una hazaña, una gesta que si este curso rubrica con uno (o dos) títulos entraría directamente en las páginas de oro del balompié europeo. Simeone ha mejorado a todos los jugadores que él recibió cuando sustituyó a Gregorio Manzano. A todos. Incluso a aquellos que parecían perdidos para la causa, como Godín, Mario Suárez, o Filipe Luis. Me quito el sombrero (de copa) con un entrenador que ha conseguido el compromiso de un vestuario que ahora se cree capaz de todo, que irían con su jefe hasta el infinito y más allá. Con un tipo que ha logrado que después de muchos años el Atlético de Madrid se abrace a la palabra competir. Tiene carisma. Tiene eso que no se compra en el mercado. O se tiene o no se tiene. Y al Cholo le sobra.
 
 

     Es una comparación tramposa, en el sentido menos dañino de la palabra. Porque la génesis de esta historia es que Mourinho y Simeone no contaban con los mismos recursos. No es lo mismo que salga yo a ligar a que lo haga Mario Casas. Y si Mario Casas acaba recurriendo a mis tácticas guerreras en una batalla nocturna importante, seguramente triunfará (qué coño seguramente, 100% seguro), pero es censurable que utilice mi plan. No es lo mismo hacer un cocido maragato con materia prima de León que con alimentos de nivel B. Y no es lo mismo comparecer en un Gran Premio de Fórmula 1 con un Red Bull (ahora mejor con un Mercedes) que con un Force India. El Atlético de Madrid es un equipo con muchos recursos, pero a una distancia sideral del plantillón de aquel (y también este) Real Madrid. No parten desde la misma calle, no poseen el mismo calzado, no están igualados en el talento, en el veneno, que al final es la madre del cordero para ganar decenas de partidos al año.

     Más matices. Simeone, en su etapa en el Atlético de Madrid, jamás ha reventado su pizarra en un partido importante. No ha puesto un Pepe en mediocampo, para que nos entendamos. Ha mantenido su filosofía, pelín reservona e inundada de una intensidad bestial. Además el Cholo, por lo que yo percibo, no es censurado por un sector de la hinchada colchonera, como pasaba en la etapa anterior del conjunto merengue. Y aquello era porque muchos aficionados del Madrid consideraban que su equipo tenía armas suficientes para competir contra el Barcelona sin que 11 jugadores se atrincheraran en su campo. Algo que, por cierto, se demostró al final.

     Como bien escribía anoche mi amigo Alfonso Bernardo, cualquier estilo es válido en este maravilloso juego llamado fútbol. Todos tenemos parte de razón, más allá de debates que besan apasionadamente (incluso con lengua) el extremismo. Yo pienso que esta comparación tiene trampa. Tú quizás creas lo contrario. Házmelo saber, me encanta intercambiar opiniones. Gracias por la lectura. Y gracias a ti también por la idea, socio. No me sobran.