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miércoles, 31 de diciembre de 2014

CALLEJÓN SIN SALIDA


     “Cuando las cosas se hacen mal, no pueden salir bien”. La frase no es mía, sino de una persona que conoce muy bien a este Real Madrid de baloncesto. Quizás sea demasiado severa, pero es simple y no esconde ninguna mentira. En estas líneas vamos a tratar de desmenuzar los porqués de esta situación, que los lectores fieles (infinitas gracias) ya pudieron intuir en este blog durante el pasado verano. El Real Madrid acumula 6 derrotas oficiales en este curso que justo ahora cambia de año. Eso es noticia, desde luego. Y lo es mucho más que se haya dejado 4 de los últimos 5 choques ACB, todos a domicilio (Bilbao, Estudiantes, Barcelona y Málaga). Aún así, no es lo más preocupante. Ni de lejos. Lo alarmante en este proyecto 4.0 de Pablo Laso son las sensaciones, lo que se ve y lo que se atisba, los síntomas de una crisis aguda de fe. Es curioso, ¿no? Un equipo agobiado siempre por los impenitentes resultadistas se descose no cuando deja de ganar, sino cuando deja de ganar porque ha perdido la alegría y la cohesión. Para mí es un matiz tan importante como difícil de calibrar en los despachos más grandes de los clubes más grandes.

     Galopante crisis de fe. E insisto, todo viene del verano post-finales perdidas. Los que mandan (Juan Carlos y Florentino) no confían en Laso y Pablo lo sabe. Él ya no tiene los ayudantes que quiere ni confecciona la plantilla que desea. Los jugadores, que conocen esto, tampoco confían ciegamente en el entrenador que durante mucho tiempo los hizo felices, pero no les pudo regalar la Copa de Europa. Una falta de confianza que se arrastra desde Milán y que en algunos casos concretos es completamente irreconducible. Para ser feliz hay que creer en lo que se hace, en la vida y en el baloncesto. Los jugadores ya no lo hacen, por eso el actual Real Madrid es un equipo con evidentes taras defensivas y con un excesivo abuso del “yo me lo guiso” en ataque. Las mandarinas a veces entran porque son muy buenos, pero esa es una tendencia inaceptable para una escuadra que quiere campeonar. Y ojo, a continuación viene para mí lo más grave.



       
     Yo, hincha acérrimo de este maravilloso deporte llamado baloncesto, bendigo a Pablo Laso y al núcleo de este grupo de jugadores porque me han hecho gozar hasta el límite con momentos portentosos de juego y de showtime. Sí, ya sé que a ti, hincha acérrimo del Real Madrid, sólo te valen los títulos, pero yo no tengo esa necesidad y por eso siempre he plasmado en este blog que, ocurriera lo que ocurriera, el legado inmaterial de este proyecto era espectacular. El entrenador vitoriano tiene un mérito bárbaro. Por eso he escrito arriba que ahora viene lo más grave: no reconozco a este Pablo Laso. Lo noto completamente sólo, sin nadie de plena confianza al lado para templarlo, animarlo, censurarlo o ayudarlo en la intermediación con los actores. Conozco a Chus Mateo, es un sensacional entrenador y un fantástico tipo, pero no es el hombre de Laso. Así de fácil, así de difícil. Ya no es el Pablo Laso con fe ciega en esa pizarra que en tiempos muy turbulentos le hizo apostar sin ambages por Slaughter, Darden o Mejri, fichajes de entrenador, no de club ni de afición. El Laso que yo conozco estaría utilizando a Marcus Slaughter, y más con las penurias defensivas que exhibe su equipo. No valoro si sería acertado o no, simplemente defiendo que el Laso de verdad haría eso. Es como si supiera que tiene fecha de caducidad y estuviera convencido de no puede revertir la situación. Sólo, muy sólo.
      
     A día de hoy ningún jugador del Real Madrid está a su nivel, salvo Felipe Reyes. Ninguno. De los fichajes, Ayón, Rivers y Campazzo  no aprueban. Nocioni y Maciulis cumplen, nada más. Rudy asoma pero está lejos de su necesario rol decisivo. Llull luce un rostro crispado, no es feliz. Hasta mi admirado Sergio Rodríguez está mustio, penalizado mitad por la pubalgia, mitad por rara vez aparecer más de 20 minutos sobre el parqué. El juego interior no tiene peso en la faceta ofensiva del conjunto merengue. Bourousis está firmando una notable campaña, pero ha sucumbido estrepitosamente en las 4 o 5 citas en las que se ha topado con centers de verdad. Si con Tabak la pintura no carbura, ¿para qué lo ficharon?



     
     El Madrid no ha perdido nada… y ha perdido mucho. Opta a los 3 títulos grandes (febrero, mayo y junio) y viene de levantar la Supercopa en septiembre pasando por encima del Barcelona. Un Barça que tampoco carbura, lo cual siempre es un pequeño bálsamo en esa eterna e innegociable rivalidad. Todo esto es verdad, pero por el camino se van cayendo piezas básicas del otrora puzzle de las emociones: alegría, fe, confianza, cohesión, unión, sonrisas. Coño, si es que en muchos partidos este Madrid no corre, no mata la cesta rival, no chocan sus pechos tras una acción espectacular. Eso también es baloncesto, aunque jamás acabe en las vitrinas de la sala de trofeos. Jugadores, responsables. Pablo Laso, mucho. Pero Juan Carlos Sánchez y Florentino Pérez, también. Dejaron en la nevera un yogurt que ellos ya veían como caducado, y las decisiones a medias no son decisiones. La sección de baloncesto tiene un problema desde hace mucho tiempo, un problema que no nace ni en la sección ni en el baloncesto. Los que mandan quieren a la chica guapa a toda costa. Y aunque estén a punto de convencerla después de un largo y trabajado cortejo, en cuanto notan que se lo piensa un poco, la rechazan. Y el deporte nos ha enseñado muchas veces que para el sí de la chica guapa hace falta recorrer un camino lleno de decepciones, derrotas y fallos. Si el chico cree, lo logrará. Este chico apuesto, elegante y con recursos llamado Real Madrid ya no cree. Sólo un giro inesperado o un milagro pueden frenar el deterioro del proyecto más largo del baloncesto moderno del Real Madrid. Y ojo, no seré yo quien entierre esa posibilidad porque el dios del basket me ha sorprendido en muchas ocasiones. Pero ahora mismo la situación del Real Madrid de baloncesto parece un callejón sin salida.



viernes, 26 de diciembre de 2014

UNA CITA CON MUY POCA INOCENCIA


     Barcelona – Real Madrid, un “Clásico” de la Navidad. Un “must”, que dirían los modernos (no lo soy) y los fans de las redes sociales (lo soy). El partido que aprovecha el vacío futbolero y las ganas de deporte que tenemos todos en estas fechas. Cada año el derbi posee ingredientes y bálsamos de sobra para confeccionar una buena ensalada. En este 2014, por supuesto, también.

     El Barça aterriza en este primer gran derbi liguero lejos de su mejor versión. El Madrid, lo mismo. Los culés acumulan 2 derrotas en las últimas 3 jornadas. Los merengues han perdido más de lo habitual (4 veces en choques oficiales) durante las últimas semanas de competición. Y más allá de la innegociable tiranía de los registros, acudimos a ese perenne intangible llamado “sensaciones” para concluir que ambos trasatlánticos no las transmiten del todo buenas. Blancos y azulgranas exhiben momentos de muchísimo nivel, pero los alternan con carencias defensivas impropias de 2 aspirantes a campeonar en cada competición que disputan.




    No es un partido decisivo, ni de lejos. Es más, con el actual formato de la ACB es incluso clasificatoriamente prescindible. Pero un Barcelona – Real Madrid siempre es trascendente, y más esta temporada, ya que el perdedor saldrá profundamente tocado. Y no digamos si la derrota es severa. Perderían más los de Xavi Pascual porque esta vez juegan al calor de su afición, desapegada durante todo el curso, caliente cuando el forastero es el Madrid. ¡Trigésimo! duelo entre Pascual y Laso en las últimas 4 temporadas. El vitoriano domina el balance (16-13), pero no cuenta con el apoyo incondicional de sus jefes. El catalán acaba de ampliar su contrato hasta 2017 y puede llegar a cumplir una década como entrenador del Barcelona, algo utópico para cualquier técnico e impensable cuando relevó de manera provisional a Dusko Ivanovic. Es el jefe, hace y deshace a su antojo, luce galones. No se cuestiona, por ejemplo, que Pleiss juegue sólo 10 minutos por partido porque el coach se ha ganado unas cuantas toneladas de crédito. No es el caso de Laso, al que no le ha servido ni el +21 en la final de la Supercopa porque en un equipo grande la confianza perdida ya no se suele recuperar. 



   

     Insisto, nos apetece mucho disfrutar de este Clásico. Y eso que esperan otros 2 de Copa de Europa los días 5 febrero y 2 de abril. Y luego el de vuelta de la Liga Endesa en el Palacio. Y puede que se vuelvan a cruzar en febrero en la Copa. Y quién sabe si en la Final Four de Madrid. Y casi seguro en los playoff por el título. Pero no nos cansamos. Aunque lleguen mal, aunque no estén Navarro, Oleson, Abrines ni posiblemente Sergio Rodríguez, cuya incidencia en el juego de su equipo vale por 3. Hay alicientes. Muchos, muchísimos. Actúan los de siempre, ese Marcelinho y ese Felipe que son como los ACDC: los has visto y escuchado 1000 veces pero agotan el papel allá por donde pasan. Y debuta el “metedor” francés Edwin Jackson. Y es de esos días elegidos en los que debe marcar las diferencias Gustavo Ayón, fichado este pasado verano como factor diferencial. Y se estrena en el Palau, además con un rol importante, Facundo Campazzo. Y ojo, está preparado para derribar la puerta mediática Mario Hezonja, un jugador de baloncesto como la copa de un pino. Y es un encuentro muy importante para Bourousis, que está realizando una campaña descomunal, pero curiosamente ha sufrido mucho contra los pívots de verdad. Y en definitiva, se te quita el síndrome de la devaluación cuando recuerdas que sobre el parque del Palau Blaugrana estarán Doellman, Llull, Satoransky, Nocioni, Rudy, Tomic, Thomas o Bourousis. Todos juntos. Imperdible este ya “clasicazo” de Navidad. A pesar de caer en 28 de diciembre será una cita con muy poca inocencia. ¡Qué lo disfrutéis!


lunes, 8 de diciembre de 2014

10 ACTORES EN 10 JORNADAS (Baloncesto)


 Al igual que hicimos hace un mes con la Liga de fútbol http://tri-tri-triple.blogspot.com.es/2014/11/10-actores-en-10-jornadas.html, vamos a aprovechar que en la ACB hemos cruzado el umbral de las 10 primeras fechas para elegir a los 10 actores que de momento copan elogios, virtudes y protagonismo. Os invito a interactuar conmigo en los comentarios de este blog o a través de los enlaces que pondremos en las redes sociales, al fin y al cabo esto es mucho más divertido con debate y una buena dosis de pimienta. Son sólo 10, tened en cuenta que la elección es difícil porque unos cuantos se han de quedar fuera. En mi caso han rozado la gloria jugadores como Porzingis, Sergi Vidal, Maxi Kleber, Augusto Lima, Álex Abrines, Jaime Fernández, Javi Beirán o Clevin Hannah + Goran Suton, que entre los dos suman uno muy muy, pero que muy bueno. Me da pena no colar a ninguno de Unicaja de Málaga con la pedazo de temporada que está haciendo, pero es un equipo coral, lo cual supone una gran virtud. Bueno, vamos allá, aquí está mi decálogo de actores de estas 10 primeras jornadas de la Liga de basket.


10. VLADIMIR LUCIC. Por sus números quizá os sorprenda su presencia aquí, y puede que mi profunda debilidad por él me haga ser pelín condescendiente con su rendimiento. Pero lo he metido porque va de menos a más y porque por fin Perasovic le ha pegado en la frente la etiqueta de rol importante. Enamorado de él desde su amplia etapa en el Partizán, club del que salió más tarde que muchos compatriotas (tiene ahora 25 años). Magníficas cualidades, magníficos fundamentos. El crecimiento de Valencia Basket depende de tipos como él. Es buenísimo, y si se lo cree, lo será aún más. Una de mis grandes debilidades del campeonato.

9. DAVID NAVARRO. Un treintaañero que por fin está saboreando la dulzura de la ACB. Tras 1000 vueltas por todas las categorías del baloncesto español, este escolta se ha convertido con poco ruido y mucha muñeca en el jugador franquicia del Morabanc Andorra. Es feliz y hace felices a compañeros y espectadores. Valorar 15 puntos de media en 27 minutos de juego le hace merecedor de ocupar un lugar en este ranking. Antológico su “yo me lo guiso, yo me lo como” culminado con cesta ganadora en el choque contra Baskonia.   http://acbtv.acb.com/video/7510-lacb-20142015-liga_regular-3-canasta_ganadora_de_david_navarro. Sobresaliente para él.




8. DANI DÍEZ. 21 añitos. Lo conozco desde hace tanto tiempo que ya lo veo como un veterano. Será la barba y, sobre todo, esa mirada segura del tipo que sabe que el futuro le pertenece. Pero este muchacho ya está abrazado al rabioso presente, ya que se ha convertido en el actor principal del GBC y en uno de los mejores de la Liga. Pide las bolas calientes, se juega la última aunque la falle, como ocurrió en Gran Canaria hace una semana. Cedido por el Real Madrid, actúa estimulado por su regreso y por demostrar que el año pasado mereció más minutos. Se encuentra en la frontera de todo: del Madrid, de la Selección, de su mejor momento. No lo pierdan de vista.

7. STEVAN JELOVAC. Una de las revelaciones del curso. Joven (25 años), pero ya rebotado de varias aventuras sin recorrido por Turquía, Italia y Lituania. Otro tesoro capturado por los interminables tentáculos de Willy Villar, el arquitecto del CAI Zaragoza. Es un 2.08 que postea, pero también saca a pasear su zurda de seda al perímetro para taladrar con asiduidad la cesta rival. Firma dobles figuras como el que va a comprar el pan, y eso que juega poco más de 20 minutos por cita. Un descubrimiento. Me gusta mucho verlo jugar al baloncesto.




6. NACHO MARTÍN. Tras un arranque de campaña dubitativo, este clasicazo de la Liga ya ha escalado de un salto al indiscutible liderazgo del Tuenti Móvil Estudiantes. Nivel bárbaro en los últimos partidos, función colosal en el gran derbi contra el Madrid, póster incluido con mate a una mano delante del interminable Salah Mejri. Es muy bueno, mucho. Es muy listo, mucho. Es muy profesional, muchísimo. Hace de todo en una cancha de baloncesto, y todo lo hace bien. Y además lo veo y es, por muchos motivos que trascienden lo deportivo, el anillo para el dedo de toda la vida del Ramiro.

5. THOMAS HEURTEL. ¡Cómo ha crecido este chaval! Afronta su cuarta temporada en el Baskonia, y no dejo de preguntarme qué haría este pedazo de jugador al lado de un center de verdad. El francés ha conseguido que cuando escarbo en sus estadísticas lo primero que mire sean las estadísticas, y siempre ronda los 10 regalos. Desatasca partidos, y asume sin miedo la responsabilidad de una camiseta que pesa mucho más que su rendimiento presente. Quizás sea su última temporada en nuestra Liga, así que disfrutémoslo. ¿Soy el único que piensa que es un actor tremendamente infravalorado?

4. WILLY HERNANGÓMEZ. Una debilidad personal. Atiendan, por favor: este es un jugador descomunal, bestial, maravilloso. Su exhibición contra el Barcelona (29 puntos, 13 rebotes, 41 de valoración http://acbtv.acb.com/video/7743-lacb-20142015-liga_regular-10-exhibicion_de_willy_hernangomez) es sólo una muesca más en un revolver cargado hasta el último rincón. Ha trabajado mucho para mejorar, sigue trabajando muchísimo para ser el mejor. Desde Las Rozas hasta la cantera del Madrid, ahora escala en el Sevilla de los imberbes. Desde sus 210 centímetros baila en la pintura chotis, sevillanas y hasta tangos. Familia de baloncestistas, su hermano Juancho ya juega minutos de calidad en el Estudiantes. “Billy” (así lo llama todo el mundo) es la bomba. La va a liar parda, ya lo verán.

3. ANTE TOMIC. Ha convertido el 18+11, o el 20+9, o el 25+10, o en un mal día el 12+6 en una faena de aliño. Consuma dobles figuras de puntos+rebotes como el que hace trabajo de oficina de 9 a 18 horas. Soy Ante Tomic, me cambio, juego un ratejo al baloncesto y me voy a casa otra vez con 25 de valoración. Su frialdad y su eterna cara de despiste no le ayudan a reivindicarse como el actor decisivo que es, pero eso a él poco le importa. Para Xavi Pascual es indiscutible, algo nada fácil. Siempre entre los mejores, acumula ya más de un lustro en los 2 trasatlánticos del basket español. Para conseguir eso tienes que exhibir siempre un + en tu tarjeta personal. ¡Al podio una vez más!

2. MARKO TODOROVIC. En el amanecer de la temporada pensé que era un “supermanager” de manual, pero  de ahí a la campaña que se está “cascando” hay un  par de escalones más. Necesitaba salir de Barcelona para jugar, para gozar, para liarla sobre el parqué cada fin de semana. Nacer en Podgorica es sinónimo de dedicar tu vida al baloncesto, y este montenegrino de 22 años ya está preparado para ser indiscutible en el basket europeo. Elegante como pocos, versátil como ninguno. El crack de este Bilbao Basket que desde la cuerda de funambulista se está codeando con la élite de la Liga. Mucha culpa la tiene este jugón con inconfundible sello balcánico. Matricula de Honor.




1. FELIPE REYES. Es el mejor (de largo) en un equipo que cuenta con jugadores como Rudy, Ayón, Llull, Sergio Rodríguez o Nocioni. El mejor de largo. Y para mí el mejor de estas 10 primeras jornadas. Con 34 años en su DNI, progresa cada día, algo que está a la altura sólo de las leyendas. Enterrado 1001 veces, él asoma su repeinada caballera los días de función para seguir tapando bocas. Ya es el octavo jugador con más partidos en la historia de la Liga, y algunos pensamos que terminara superando los 756 de Rafa Jofresa. Se activa igual contra el Barça que frente al Manresa. Puede con todos, pelea contra todos. Mete tiros libres como churros, algo impensable en su amanecer como jugador. No hay palabras para definir la trascendencia de este tipo. El alma del Madrid. El alma de la Liga. El indiscutible monarca del baloncesto español.





   

lunes, 1 de diciembre de 2014

HASTA EL PRÓXIMO MUERTO



     El factor diferencial es el muerto. Cuando hay un muerto llueven los comunicados oficiales, se agitan las hipócritas conciencias y se convocan reuniones urgentes que ya se produjeron cuando el penúltimo muerto. El muerto marca la agenda de los balones fuera y los deseos de que jamás haya otro muerto. Sin muerto, nadie se habría reunido, nadie se habría sobresaltado, quizás nadie se hubiera enterado de que 2 centenares de delincuentes se habían citado en plena calle, armados hasta los sobacos, para darse de hostias.

     El muerto es el único que nos recuerda que los que sentimos el fútbol como una parte importante de nuestras vidas tenemos un problema grave. Y muertos ha habido pocos, muy pocos para el clima bélico que rodea los partidos y hasta la cotidianeidad de este hobby llamado fútbol. 11 muertos en los últimos 32 años no me parece una cifra exagerada para la ingente cantidad de escoria que se abraza al entorno de este negocio con forma de deporte. El origen de la corrupción está probablemente en la tendencia que tiene el ciudadano a engañar, una desviación que exhibe el alcalde poderoso pero también el español anónimo que no maneja dinero público. Con el fútbol es lo mismo, el germen de la violencia se sitúa en cada hueco de cada grada de los estadios españoles. Detrás de un apuñalamiento está la tibieza con la que asistimos a un insulto o una obscenidad.





     Siempre he defendido con convicción y vehemencia que los que formamos, de una u otra manera, parte del fútbol somos demasiado tibios. Me rebelo ante los que asumen que el fútbol ha de ser un contenedor de mierda, de actitudes que serían censuradas al instante en cualquier otro ámbito de nuestra sociedad. Soy un enemigo acérrimo de la violencia física, por supuesto, pero también de la violencia verbal. Es como si las gradas de un estadio fueran un microclima que acogiera con simpatía barbaridades que jamás serían aceptadas en la cola del supermercado, en un autobús, en el andén del Metro, en los baños de un cine, en la recepción de un hotel o en la sala de reuniones de una multinacional. En los estadios de fútbol se escuchan los “hijos de puta”, “me cago en tu puta madre”, “moro de mierda”, “maricón bastardo” y una amplia colección de obras poéticas como ruido de fondo que ya no nos afecta. He discutido muchas veces con compañeros de profesión que valoran esta violencia verbal como un lugar común. “Es el fútbol”, como si el fútbol tuviera la obligación de acoger toda la porquería que se intente agarrar a él. Debajo de un gran árbol siempre hay una semilla. Y de una semilla pueden nacer centenares de ramas podridas.

     Afirmar y, lo que es peor, convencerse de que sucesos como el de Madrid Río son ajenos al fútbol es una barbaridad. Porque estos delincuentes, muchos de ellos con antecedentes penales a sus espaldas, encuentran cobijo en el fútbol. Ya somos mayores para chuparnos el dedo. Son radicales con nombres y apellidos, la mayoría identificados y fichados. Son  rostros conocidos por las autoridades y por los clubes de fútbol, que en muchas ocasiones les financian viajes, les acomodan en aviones oficiales y hasta les regalan entradas con las que luego hacen negocio. Esto es más viejo que la tos, por eso es delirante la hipocresía con la que los “corbatas” comparecen delante de un micrófono con el cadáver del muerto aún caliente. Sobran los comunicados y faltan los hechos. Con muertos y sin muertos.




     En Argentina la delincuencia se apropió de las gradas de los estadios y de las oficinas de las entidades. En España una supuesta ideología marca la agenda de barbaridades de los grupos ultras. Una sinrazón que acoge incluso a cuarentones padres de familia que dejan a 600 kilómetros a un niño de 4 años para venir a Madrid a darse de palos. Con 16, 17, 18, 20 ó 22 años puedes equivocarte, incluso hacer cosas de las que quizás te arrepientas toda tu vida. Con 40, 45 ó 50 algo muy grave ha fallado en la cadena de la evolución para desayunar entre bates de beisbol y navajas. Es muy duro que muera un hombre joven que se metió en una pelea. Pero lo más sangrante es que eso ya le ha ocurrido (y le puede volver a ocurrir) a cualquier hincha pacífico cuyo único delito es acudir con ilusión a un partido de fútbol.

     Hagamos autocrítica. Hemos llegado a un punto en el que en el fútbol siempre vende más la confrontación que la armonía. A pequeña escala, como puede ser una encendida tertulia periodística, o a mayor escala, como una reyerta multitudinaria entre radicales que agreden en nombre de no sé qué ni quién. Venden más las hostias que los abrazos, molan más los insultos que los piques sanos. Hemos asumido que no llevamos a un muchacho a ver un partido de fútbol porque es peligroso, porque tenemos miedo. Eso es gravísimo, supone una gran derrota colectiva a la que contribuyen la tibieza de los hinchas y la hipocresía de los dirigentes. Lo peor de todo es que cierro este artículo con la convicción de que quizás en 2030 siga teniendo vigencia. Hasta el próximo muerto.



miércoles, 26 de noviembre de 2014

KUN AGÜERO FOOTBALL CLUB


     Sergio Agüero es un genio. Un jodido genio. Esta frase podría ser el punto y final a este artículo (quizá lo sea, ya veremos), pero de momento es el nacimiento de unas líneas dedicadas a uno de los mejores futbolistas del planeta. Hace unas horas hemos asistido a la penúltima lección maestra del Kun. Su equipo, el Manchester City, jugó un pésimo partido contra un fantástico Bayern de Munich que estuvo 70 minutos con un hombre menos. Soberbia lección de personalidad del campeón alemán, que jamás renunció a su sello de mandón a pesar del severo contratiempo sufrido en forma de expulsión. El Bayern mereció ganar, pero los citizens siempre guardan en la recámara la última bala letal, la del genio argentino.

     El Kun tuvo 3 ocasiones de gol. Y enchufó las 3. Sendos errores individuales de los bávaros generaron 3 cartuchos con una dosis de pólvora que el astro argentino convirtió en bombazos de alcance demoledor. Primero forzó un penalti (y roja a Benatia) utilizando ese recurso que parece fácil pero que sólo ejecutan a la perfección los dioses: proteger la posición con el cuerpo. Muchos delanteros, cuando se plantan delante del portero, sólo ven balón y marco, pero los buenos de verdad saben renunciar al siempre tentador sabor del (posible) gol para sacar algo mejor. Es el caso de Agüero, que cual capote rojo delante del bravo toro provoca la acción atropellada del defensor. Brillante. Qué decir del penal, transformación perfecta, imparable para un Neuer que adivinó, pero no podría haber atrapado el cuero ni con un “gachetobrazo”.


                             


     Agüero había dinamitado el choque, pero asistió desde su islote solitario a la merecida remontada del Bayern, que alcanzó el descanso con el 1-2 y con una sensación de superioridad sonrojante para el cuadro inglés. El Manchester City navegó en el océano de la impotencia hasta el minuto 85. Xabi Alonso marró una entrega, Jovetic robó y el Kun se plantó delante de Neuer. Ahí es como detener una vez más el tiempo, como ver la repetición de una escena que ya has presenciado decenas de veces. Donde otros se ponen nerviosos, el Kun avanza con el cuero cosido a su bota y define con cualquiera de las 2 piernas. Cuando a otros se les baja la persiana, él abre la ventana de par en par para insuflar oxígeno a un equipo moribundo. 2-2. En el 90, Boateng, brillante durante toda la velada, la pifia y concede a Agüero el petardo final. Vuelve a poner el cuerpo, exhibiendo esa suerte intransferible que le hemos visto en tantas funciones. Y sentencia como si fuera labor sencilla hacerlo enfrente de uno de los mejores guardametas del mundo. 3-2. El City sigue con opciones. Agüero rompe las palmas de miles de hinchas con sangre azul.

     No es una actuación aislada. El Kun Agüero es medio Manchester City, la otra media naranja pertenece a otro genio pequeñajo nacido en Arguinegín, David Silva. Pero en funciones como la de anoche, en las que el argentino no cuenta con socios del calado de Dzeko, Touré o el propio mediapunta canario, aparece en toda su magnitud la incidencia de un futbolista legendario. Esta temporada suma 17 goles, 12 en la Premier (pichichi) y 5 en la Champions. Ha anotado 12 tantos en los últimos 12 choques. Las dianas sólo son una muesca más de un revolver repleto de magia, calidad, talento, intuición y numerosos tics callejeros. Siempre he defendido que Sergio Agüero está potencialmente a la altura de los 2 bichos, leo Messi y Cristiano Ronaldo. Pero a sus 26 años no ha conseguido abrazarse plenamente al don de la regularidad y tampoco ha logrado sacudirse la nociva sombra de las lesiones musculares, que muchas veces lo han detenido cuando ya lucía la etiqueta de imparable. Mi innegociable simpatía por el Manchester City me hace rezar para que no se vaya, pero a menudo me sorprendo soñando qué Kun veríamos rodeado de los mejores de verdad. De momento él es la locomotora del City, en el que ha firmado 92 tantos en 140 partidos.




     Me enamoran los futbolistas de la calle, del potrero, como este pequeñín cuyo centro de gravedad impide que lo tire nadie. Gira y no te enteras. Cambia de ritmo y lo pierdes de vista. Amaga y recoges tu cintura. Lo ves delante del portero y vas yendo a la red a recoger el cuero. Ves a un pésimo Manchester City durante minutos y minutos, pero no te levantas del sofá por si la agarra el 16 con remera azul celeste. El fútbol salvó el porvenir de Sergio Lionel Agüero. Y él nos ha salvado a nosotros infinidad de veces rociando de magia un letargo insoportable. Yo soy un fanático del Kun Agüero Footbal Club. Sí, definitivamente el Sergio es un genio… un jodido genio.     



lunes, 24 de noviembre de 2014

EL ÚNICO ACTOR INDISCUTIBLE


(publicado en la revista digital "EL FÚTBOL ES INJUSTO" el 24 de noviembre de 2014)

     
     El detestable fútbol moderno nos ha impuesto en el cada vez más impuro escenario balompédico a actores que a fuerza de repetirlo ya parecen insustituibles. Los estadios deben lucir en su nombre el sello de una multinacional, los jeques parecen más importantes que los zurdos, la televisión ha sustituido al hincha que siempre ve los partidos de pie, los horarios se fijan para la comodidad del aficionado que se recuesta en su sofá a 10.000 kilómetros del estadio, las entradas son más caras que el concierto fin de gira de los Rolling, el catering de algunos estadios es 100 veces mejor que el lateral derecho del equipo local, las cabinas de los locutores radiofónicos tienen calefacción (¡oh, Dios mío!), para entrevistar a un jugador mediano el periodista ha de superar el filtro de su jefe de prensa, del jefe de prensa del club, del jefe de prensa de la comunidad de vecinos, del presidente de la entidad y hasta de la suegra, la del futbolista y también la del presidente. En definitiva, la intoxicación a la que nos somete el maldito fútbol moderno nos ha inyectado en el cerebro la obligación de creer firmemente que el teatro futbolero necesita a muchos actores. Mentira.
     El hincha es sagrado. El futbolista es sagrado. El entrenador quizá sea hasta necesario. Y el médico, claro. El delegado de campo me parece una figura conmovedora. El utilero es mi ídolo. Pero sólo hay un actor irremplazable que si un día se pira ya nada volverá a ser igual. Puede costar 130 euros o hacerse con trapos. Puede llevar el escudo de tu equipo o la marca ya borrada de alguna empresa que un día quiso abrazarse a esa publicidad. Puede ser blando, duro, muy duro, duro como la madre que lo parió… o un Mikasa. Puede ser pequeño, grande o mediano. Puede estar hinchado o abandonado. Puede ser blanco, negro, rojo, morado, verde, azul, rosa, amarillo fosforito, qué se yo. Puede ser Nivea (qué míticos). Puede llamarse Telstar, Tango, Azteca, Etrusco, Jabulani o Brazuca. Puede ser de la marca que viste a Cristiano Ronaldo o de la marca que no viste a nadie.




     Este actor indiscutible es, además, el más democrático de todos cuantos forman parte, directa o indirectamente, del planeta fútbol. Su ideología es tan abierta que admite cualquier grado de intensidad. Desde el extremo patadón hasta el extremo cariño. Cobija a defensas expeditivos y a “trequartistas” fantasiosos. Acoge a los “patapalo” y también a los ilusionistas tocados con una varita mágica. Permite que lo envíen a 100 metros de un punterazo o que lo domen con una pinchada que lo deje muerto sobre la alfombra. Es tan buena gente que hasta permite que experimenten con él, que le inserten chips inteligentes o minicomputadoras manejadas por un tipo que posiblemente jamás se haya vestido de corto. Sí, definitivamente nuestro protagonista es demócrata, tolerante, paciente, bondadoso, comprensivo, cariñoso… ejemplar.

     El único actor indispensable del universo balompié es… EL BALÓN.



martes, 4 de noviembre de 2014

10 ACTORES EN 10 JORNADAS (Fútbol)

                Ya se han completado las 10 primeras jornadas del campeonato, qué rápido va esto. 2 meses y medio de competición que nos han servido para ver dónde se sitúan los equipos, familiarizarnos con los nuevos jugadores y subrayar en rojo aquellos nombres de futbolistas que ya han sido capaces de enamorarnos. Aclaro como nota de autor que he descartado a los genios, a los cracks, a los patanegra, ya estén a un nivel sobresaliente, aceptable o incluso discreto. Por eso no van a aparecer en estas líneas futbolistas del Real Madrid (nivel superlativo de todos hasta ahora), ni del Barcelona, ni siquiera del actual campeón de Liga, el Atlético de Madrid. Este es un artículo para los otros. El objetivo es, como siempre, que me aticéis sin piedad. Y si tengo un poco de suerte que descubráis a algún pelotero bueno al que todavía no teníais muy visto. ¡Ah!, un último apunte muy importante: la numeración es completamente aleatoria, no hay un orden de mejor a peor ni viceversa. Allá voy con los 10 actores de estas 10 jornadas.
1. NOLITO. Maravilloso. El alma y el talento de un Celta que juega al fútbol como los ángeles. Técnica depurada que nos hace gozar con sus controles imposibles y su cariño al cuero. Desborde. Disparo con ambas piernas. Detrás de ese andaluz repeinao y simpático se esconde un jugador de fútbol sencillamente descomunal. Él es el salto de calidad del conjunto celeste, en el que encuentra socios del calado de Orellana, Larrivey, Khron-Dehli o Radoja, excelente mediocentro posicional. Merece una convocatoria con España, quizás llegue este mismo viernes.
2. ANDRÉ GOMES. Llegó al Valencia sin hacer ruido, con ese código de barras de perfil bajo que en muchas ocasiones es la garantía de un jugador de peso. Indispensable en el 4-3-3 de Nuno. Sabe encoger la sábana cuando hay que ayudar en tareas defensivas, sabe estirarla cuando la lectura del partido pide a gritos que el medio llegue al balcón del área rival. Calidad individual exquisita y juventud insultante (21 años). Una de las joyas de esta Liga.
3. DENIS SUÁREZ. Le sigo la pista desde hace varios años, cuando el Manchester City apostó por él para llevárselo a las Islas. Regresó al Barcelona B, equipo en el que nos deleitó con jugadas portentosas. Ha madurado a la fuerza, ya que aún cuenta con apenas 20 añitos. Se ha erigido en el capo de la línea de ilusionistas con la que cuenta el Sevilla en esa zona del campo reservada para la magia. Excelente visión de juego y muchas ganas de triunfar. Muy bueno.
4. YODA. Un tipo que se llama Yoda y que tiene las santas agallas de comparecer el día de su presentación con una camiseta del famoso personaje de “La guerra de las galaxias”, sólo por eso ya entraría con todos los honores en este humilde decálogo. Pero es que además lo está haciendo de lujo. Zurdo cerrado, aparece siempre desde la derecha a pierna cambiada. Su puesta en escena y físico me recordaron a Johan Mojica, el jugador del Valladolid cedido por el Rayo. Pero el francés es mucho más. Debutó tarde por culpa de la burocracia, ya ha anotado 2 goles y medio y ahora mismo es un foco de ilusión para la parroquia azulona. Yoda mola mucho.
5. AMRABAT. Qué pedazo de futbolista, por Dios. Ha firmado dos últimas actuaciones majestuosas frente al Rayo Vallecano y la Real Sociedad. En la pizarra sale de 9, pero realmente es un 8+10+11. Vamos, que el holandés con ascendencia marroquí es capaz de llegar a línea de fondo por ambos costados o de dar el último pase al extremo que rompe hacia dentro. Si a eso le sumamos un carácter afilado que se intuye desde la primera mueca, hablamos de un actor de muchísimo nivel. El factor diferencial de este magnífico Málaga.
6. KAKUTA. Una debilidad personal. Su irregularidad me ha hecho dudar hasta el último instante, pero una zurda buena merece cabida en esta lista. Un lujo para un equipo humilde como el Rayo Vallecano. Atrevido, valiente, fuerte, decidido, hambriento. Exhibe un guante en su pierna izquierda, cualidad que le permite soltar centros imposibles incluso cuando parece que ya se le acaba el campo. Hay que exigirle más, pero también hay que disfrutar más con sus dosis de enorme talento. Me la juego con él, espero no arrepentirme en la 20ª fecha.
7. MARIO GASPAR. A lo mejor os sorprende esta elección. Pero Mario lleva ya unos cuantos cursos sacando excelentes notas desde el pupitre ubicado en el lateral derecho del Villarreal. Sube y baja, sube y baja, sube y baja. Del minuto 1 al 90 (y pico). Defiende y ataca. No rehúye el chut a puerta y con el paso del tiempo ha inflado el globo del oficio hasta límites asombrosos. Ni siquiera un excelente 2 como Rukavina es capaz de hacerle sombra. Yo lo tengo claro.Mario y 9 más.
8. OTAMENDI. El Valencia está haciendo las cosas muy bien y merece repetir en esta lista. Absoluta admiración por este defensa central. Oficio a raudales, brillante en la colocación, expeditivo cuando el guión lo requiere, incluso puede ser letal a balón parado en la zona de castigo rival. El auténtico jefazo de la retaguardia del equipo que ha inyectado el veneno de la ilusión a su apasionada hinchada. Me flipa este tío. Lo ves jugar y te acuerdas ipso facto de Roberto Fabián Ayala. Palabras mayores. Top.
9. SERGIO ÁLVAREZ. No hay lista de jugones buena sin un guardavallas que proteja el portal. Suplente de Yoel durante el curso pasado, Sergio ya demostró en los partidos que le dio al final de curso Luis Enrique que es un portero de mucho nivel. Antológica su actuación en Balaídos frente al Madrid, mejorada por su descomunal función del pasado sábado en el Camp Nou. Una colección de manos para la antología. Es buenísimo, muy regular y además atesora la gran virtud de jugar tranquilo. Candado irrompible para el marco de este gran Celta de Vigo.
10. JONATHAS. Intermitente, no lo niego. Pero no olvidemos que es el delantero centro de un equipo, el Elche, que tiene muchas dificultades para generar peligro en la portería contraria. Me gusta porque detrás de una aparente torpeza se esconde un tío elegante que es capaz de domar el balón, cuerpear como ninguno y soltar latigazos llenos de veneno para el guardameta rival. Quiero verlo más, pero sus dos firmas en Vallecas y contra el Espanyol me han enamorado.  
                Esta es mi lista de 10 actores en 10 jornadas. Sin futbolistas de Real Madrid, Atlético de Madrid ni Barcelona. Han estado en el límite jugadores como Ximo Navarro (Almería), Baptistao (Rayo) o Irureta (Éibar). Seguro que es injusto que los armeros no tengan representación en este decálogo, pero ellos más que ninguno son un equipo, con la brillante pizarra de Garitano y el liderazgo de Albentosa o Arruabarrena. Dejadme vuestra lista en los comentarios del blog o por las redes sociales. Lo que más me gusta de estos artículos es interactuar con vosotros. ¡Gracias por la lectura!

jueves, 9 de octubre de 2014

ESE RETO INTERMINABLE



   Llevo 11 meses sin poder correr más de 10 kilómetros. El último día que corrí más de 10 kilómetros me hice una maratón, el 17 de noviembre de 2013 en Valencia. Aquí os conté aquella aventura inolvidable que siempre formará parte de la mochila de mi vida http://tri-tri-triple.blogspot.com.es/2013/11/llegar-el-ultimo-es-un-privilegio-que.html. Algunos días recuerdo aquella maratón como si hubiera sido hace una década, otros como si la hubiera completado antes de ayer. Entre medias he negociado muchas vicisitudes que me han llevado a compartir con todos vosotros este post. Hablaré de running, sí. De deporte, también. Pero el fondo de estas líneas se abraza con pasión a lo vital, a lo humano, a lo sentimental.

     Tras conseguir el reconfortante desafío de finalizar mi primera maratón, me puse manos a la obra para buscar soluciones a mis rodillas dañadas. Probé varias cosas con escasa fortuna y peores resultados, ya que al final (o incluso a la mitad) del camino las rodillas volvían a incordiar. Dominar la frustración se convirtió en una batalla con pistolas de agua frente a un rival con metralletas y tanques. Hice la transición al minimalismo (quizás los corredores habituales sabréis de qué hablo), pero la San Silvestre Vallecana y más adelante una carrera popular en la Ciudad Universitaria de Madrid me hicieron desistir. Endiablada y endemoniada cintilla iliotibial, ni te imaginas las veces que te he maldecido.




     5 meses después de la Maratón de Valencia encontré el principio de la solución en una llamada a Víctor García, atleta olímpico, medallista europeo y Campeón de España de 3000 obstáculos. Víctor dirige junto a la gran Rocío una escuela de atletismo enfocada a atletas populares llamada VG RUNNING. Tras esa larga llamada en la que Víctor me escuchó, me entendió y me animó, inicié un lentísimo proceso de recuperación alternando leves entrenamientos con exigentes sesiones de fisioterapia. “¿Víctor, cuándo puedo correr una carrera de 10 kilómetros?” “Aún no, paciencia”. Pregunta y respuesta se repetían con frecuencia. Entre medías no dejé de hacer ni un solo entrenamiento, ni un solo estiramiento, ni un solo fortalecimiento de los programados. Creedme que esa disciplina y tenacidad que nos exige el deporte la podemos trasladar cada día a nuestra vida cotidiana.

     No me han vuelto a doler las rodillas, aunque también es cierto que, de momento, no he vuelto a correr media distancia ni distancias largas. Pero desde que disfruto en VG RUNNING con mis entrenadores y compañeros de fatigas he mejorado mi rendimiento y he sido capaz de conseguir registros en carreras populares impensables hace algunos meses. Eso es lo de menos, creedme, lo más importante para mí es haber conseguido volver a disfrutar de una de mis pasiones, de uno de mis hobbies, de uno de mis vicios.

     Pero esta reflexión no termina aquí, de hecho es ahora cuando empieza. Tras parar la actividad unos 15 días en verano (carrerita por una espectacular playa tailandesa mediante), volví a los entrenamientos a principios de agosto. Y por primera vez desde que le doy al running, comenzó a molestarme el dichoso tendón de Aquiles. Si habéis sufrido esta dolencia sabréis que es una lesión pesada, latosa, molesta, desesperante. Me frenó de golpe la euforia y la avidez de nuevos retos, tuve que aparcar esa Media Maratón que comenzaba a renacer en mi cerebro. 2 meses después aún me estoy recuperando, es ahora cuando empiezo, una vez más, a ilusionarme con la búsqueda de nuevos desafíos. Despacito, pero sin pausa.




     ¿Qué he querido transmitiros con este rollo que os he soltado? Que nuestras pasiones están por encima de la razón, que a mí también me han preguntado 1000 veces por qué sigo corriendo si me hace daño, que durante este tortuoso camino yo también he pensado en abandonar la aventura y buscar otra actividad, que tengo más hojas con ejercicios de fortalecimiento que apuntes un estudiante de medicina, que quizás algún día tenga que asumir que en mi cabeza tengo la Maratón de Madrid y la de Nueva York, pero en mis rodillas no, que, que, que, que, que… ¡qué merece la pena, coño!


     Merece la pena madrugar en el amanecer de un día intenso para poder rodar un poco, merece la pena salir a correr con lluvia, viento y frío, merece la pena meter la ropa de correr en la maleta antes de emprender un viaje, merece la pena empezar de 0 unas cuantas veces para demostrarse a uno mismo que rendirse es la elección más cómoda y facilona. Estos 11 meses me han traído regalos envenenados en forma de mal humor y toneladas de frustración, pero también impagables instantes de satisfacción y abrazos emocionados con ese aliado invisible llamado fuerza de voluntad. Me alegro de no haberlo dejado porque esta aventura me ha ayudado en mi vida laboral, en mi higiene mental y también en los miles de detalles cotidianos que acompañan mi existencia.


     Esto vale para el running, para el Iron Man, para la bici, para la natación, para las clases de guitarra, para los cursos de cocina… para casi todo. Nuestra vida está repleta de desafíos. Alimentar nuestros vicios con una dosis de ingrediente irracional es muchas veces necesario. Al final la vida no es más que un reto interminable. Yo he querido compartir con todos vosotros el mío. 



jueves, 11 de septiembre de 2014

PESADUMBRE EN EL LÍMITE DEL FIN DE CICLO


                
     Siempre me pasa lo mismo. Cuando España protagoniza un gran batacazo en cualquier deporte, durante las horas siguientes tengo la necesidad compulsiva de escuchar, ver y, sobre todo, leer mucho sobre el asunto en cuestión. 5 horas de sueño me han servido para recibir con lucidez los análisis de compañeros periodistas como Fernando Ruiz, José Joaquín Brotons o Ruben Uría. Enfoques muy diferentes, lo cual siempre enriquece al receptor. Seguro que a estas horas aún se me escapan buenas crónicas y reflexiones de una de las derrotas más severas de la historia del baloncesto español. No dudéis en enlazarme contenidos propios o ajenos en los comentarios si lo estimáis oportuno, estaré encantado de leerlos. Aquí va mi opinión, moderadamente limpia a pesar de tanta lectura.
     
     Ha sido una terrible desilusión, una decepción mayúscula. El qué, caer, y el cómo, inferiores, derrotados y sin recursos ante una Francia excepcional a lomos de un Collet superlativo. El campeón de Europa preparó muy bien la cita. Sin Parker, pero con Diaw, cuya inteligencia siempre se impone a su físico. La primera parte del “gordito” galo fue deliciosa. Tras el 0-8 inicial el único guión español fue la angustia, un impostor en cualquier eliminatoria de “me quedo o me voy”. Una ansiedad que se transmitía en el juego, en los gestos… y en el altísimo hombre barbado que aún es Seleccionador Español de baloncesto.
     
     Juan Orenga. El gran señalado. Discutido desde su llegada al banquillo por su escasa experiencia y su nulo carisma. No rebato lo que ahora es una obviedad. Fue superado por el partido, por la cita mundialista… y posiblemente por el cargo. Aquellas críticas severas a Sergio Scariolo parecen ahora un parque de bolas comparado con la censura unánime a las cualidades de Orenga. Lo que se le pide al director de un equipo con actores tan buenos es que en los momentos difíciles saque del baúl táctico un recurso. Una zona, un Felipe… un algo. Y ahí Orenga ha fallado con estrépito. Espero con avidez la comparecencia pública de José Luis Sáez mañana, pero la continuidad del actual seleccionador parece sólo tener cabida en una película de ciencia ficción. De todos modos, creo que es necesario escribir que reducir la explicación a la labor del entrenador es simplista.



                
     No es normal que ni en el peor día de sus vidas Marc e Ibaka perpetren un 2/14 en tiros de campo. No es normal que la España de Navarro, Rudy, Llull, Calderón o Chacho firme un “no la metemos ni en el Océano Pacífico” cuantificado en un 2/22 desde el perímetro. No es normal que 5 de los 9 jugadores españoles que participaron terminen con valoración negativa. No es normal que treintañeros con el culo “pelao” y 1000 victorias en el zurrón transmitan esa angustia dolorosa. No es normal que un equipo con tanto oficio sea incluso incapaz de sacar provecho de las eternas muescas caseras de Lamonica. No es normal que un conmovedor y (semi) lesionado Pau Gasol sea el único asidero al que agarrarse cuando la carretera se empina. Nada fue mínimamente normal, por eso esta función ya está en el buzón de los horrores de nuestro basket.
                
     Frío como el hielo, sentado delante de esta pantalla de ordenador, apedreando con fervor el teclado, comparto con vosotros que creo que a esta generación aún le queda una bala. Pero claro, ¿qué bala? Ya no acudimos con la etiqueta de campeón, ese código de barras que te clasifica automáticamente para los siguientes grandes campeonatos. Ahora hay que jugar en Francia el verano que viene para estar en Río de Janeiro al siguiente. Y si no presentarse en un Preolímpico en el que ni de lejos acudiría el mejor equipo posible. Dudas, muchas dudas. Incógnitas, demasiadas incógnitas. Un bajonazo de dimensiones siderales que necesita decisiones, renovaciones y objetivos que alimenten la inconsolable pesadumbre de los aficionados españoles.



                  
     Gancho este para hablar de un asunto colateral, pero trascendente. No he estado presente en ningún partido de España en esta Copa del Mundo. No tiene ninguna importancia, pero como este blog es personal me tomó la licencia de confesar que ha sido jodido estar tan alejado de un equipo con el que he disfrutado con pasión gracias a mi profesión. El hecho de no haber acudido al palacio minimiza el valor de mi opinión, pero desde el respeto necesito decir que, en general, el ambiente en la Fase Final me ha parecido impropio de una cita de esta magnitud. Demasiados globos (¡¡¡incluso en mitad de la interpretación de los himnos!!!) y poca garganta. He tenido el privilegio de visitar muchas canchas de Europa y creedme que en estos eventos la grada suma puntos. Desde el sofá de mi hogar (para ser sincero la mitad del partido lo vi de pie) el Palacio me transmitió una gelidez asombrosa. José Luis Sáez ha de reflexionar sobre esto. No es de recibo que al baloncesto le invada ese “gañote” obsceno al que le da igual un partido de basket, una corrida de toros, un desfile de modelos, la inauguración de una tienda de canes o una pelea de gallos de corral. Y lo peor es que no sorprende a nadie.

                
     Ganar en el deporte es muy difícil. No os digo nada ganar (casi) siempre. Aunque seas muy bueno. Aunque estés a la altura del mejor. El deporte es “pequeños detalles”. Esta generación dorada también ha contado con la alianza de esos instantes concretos para poder abrazarse eternamente a la etiqueta de legendarios. Aquel triple de Nocioni o aquellos minutos de acojone puro contra Gran Bretaña en Polonia 2009. Me aferro a la necesidad de que esto no sea un “The End”, sujeto con todas mis fuerzas ese telón que está a punto de bajar para siempre. Pero si es el final de un ciclo, ahí están 2 Europeos, 1 Mundial, 2 Platas Olímpicas y la inefable intangibilidad de haber sentido en 2008 y en 2012 la convicción de que estos “cabrones” iban a ganar a la mejor Estados Unidos. Eso no me lo quita nadie, eso no nos lo quita nadie. Eso quedará para siempre. Ahora es el momento de tomar decisiones para renovar objetivos. Una transición que la escasa cultura deportiva de este país convertirá en una agonía.



miércoles, 3 de septiembre de 2014

VOLANTAZOS QUE ALIMENTAN LA OBSESIÓN



     Es el verano más delirante que recuerdo en y alrededor de la sección de baloncesto del Real Madrid. Ya metidos de lleno en el mes de septiembre, a 23 días para el arranque del curso oficial, el club está pegando otro volantazo, uno más desde que se le escapó la Final de la Liga ACB. Espero que las siguientes líneas sirvan para explicar qué hace ahora el Madrid, cómo lo hace y, sobre todo, por qué lo hace.
     
     La plantilla estaba cerrada. Campazzo por Draper, Rivers y Maciulis por Darden y Dani Díez, Nocioni por Mirotic. Campazzo, Sergio Rodríguez y Llull como bases. Rudy, Carroll, Rivers y Maciulis para el perímetro, Nocioni en el límite exterior/interior y Felipe, Slaughter, Bourousis y Mejri como actores en la pintura. Insisto, el roster estaba cerrado. Así lo pensaba Pablo Laso, así lo transmitían desde el club, así lo asumían todos los protagonistas llamados a sugerir o tomar decisiones.  Las cosas han cambiado. Y han cambiado fundamentalmente por una razón. Una razón llamada Barcelona.
      
     El Barcelona ha fichado muy bien, escandalosamente bien. Xavi Pascual dispone de una plantilla descomunal, candidata a conquistar todos los títulos. Satoransky, Doellman, Pleiss y ahora DeShaun Thomas. Más todo lo que tenía. Simplemente bestial.  Un proyecto con mucho dinero (ojo a la indemnización que acaba de cobrar Lorbek), un proyecto sólido que ha sabido consolidarse cuando más altas y revueltas venían las olas, una virtud impropia de un club de fútbol. Florentino Pérez tiene una obsesión, la Final Four que se disputa en Madrid. Y Juan Carlos Sánchez, muy cercano siempre a las necesidades y a las vibraciones del presidente, ha llegado a la convicción de que con estos mimbres no es posible competir con el eterno rival en igualdad de condiciones. Me atrevería a decir que a estas alturas de la película el Director de la sección anda algo más que inquieto. Esa es la génesis de lo que es para mí la gran noticia: el Real Madrid quiere fichar. El Real Madrid busca un interior de garantías. El Real Madrid ha entrado de lleno en el mercado. Ahora hablamos de nombres propios, pero antes busquemos qué papel ocupa en esta función Pablo Laso.

     Como os hemos contado en algún artículo anterior, Pablo Laso ya no ficha. Sus tres primeros proyectos en el banquillo merengue fueron cimentados por él. Laso solicitaba necesidades para su estilo de juego, el club ejecutaba sus deseos porque tenía fe ciega en su proyecto (sobre todo los dos primeros cursos, el tercero menos). Es así como jugadores como Slaughter o Mejri llegaron al Madrid. Eran actores que se acoplaban al estilo del entrenador, no al estilo del club, que en condiciones normales jamás hubiera optado por ese tipo de contrataciones. Ahora eso ha cambiado. Florentino no cree en Pablo Laso. Juan Carlos Sánchez no ficha lo que demanda Pablo Laso. No han renovado a los ayudantes de Pablo Laso. Pablo Laso no ha tenido nada que ver en la elección de sus nuevos asistentes. Darden no fue renovado a pesar de que era una prioridad para Pablo Laso. Y así un sinfín de detalles cotidianos que convierten en inexplicable la continuidad del entrenador. ¿Dinero del finiquito? Honestamente uno ya no sabe qué pensar.




     La situación del técnico vitoriano en el Real Madrid es como la de ese yogur que mantenemos en la nevera aun sabiendo que jamás nos lo comeremos y que tiene fecha de caducidad. Pablo Laso se siente solo. Es Alberto Herreros el único que mantiene un vínculo real con él. Se aferra a su derecho de tener un contrato por dos temporadas y asume que va a tratar de hacerlo lo mejor posible con las piezas que el club ponga a su disposición. Así de fácil… así de difícil. Os hablo de volantazos en el título de este post. Un volantazo es renovar a tu entrenador dos años más para quererlo echar 8 meses después.
     
     Os contaba antes que la verdadera noticia es que el Real Madrid quiere fichar. Pablo Laso está (moderadamente) contento con esta plantilla, asume que se puede adaptar a su estilo y ser competitiva en España y en Europa. Pero él ahora se queda en la pizarra, no tiene peso en los despachos. Y es aquí cuando aparecen los nombres, los deseos, la obsesión. Sí, la obsesión de Florentino Pérez y Juan Carlos Sánchez de dar un salto de calidad, de poner sobre la mesa un actor que dispare las ilusiones de la desorientada hinchada madridista. Quieren un interior de garantías, aunque honestamente tal y como están las cosas ahora mismo no descarto incluso un movimiento en otra posición. Y preguntan por Gustavo Ayón, una opción imposible porque el Barcelona supo amarrar sus derechos para Europa. Y es ahí cuando aparece otra vez el deseado Luis Scola.




     Scola. 34 años. Le queda una temporada de contrato con Indiana Pacers a razón de 3,7 millones de euros. Una pasta a la que nunca podría llegar el Real Madrid, que sí estaría dispuesto a realizar un esfuerzo económico muy importante por lograr su fichaje. Hablamos de un sueldo por encima de los 2 kilos, una cantidad sólo superada (y no por mucho) por el recién renovado Rudy Fernández. Aportamos más datos. En las últimas horas Juan Carlos Sánchez se ha visto en persona con Luis Scola, que comparte representante con Andrés Nocioni y Facundo Campazzo. El Madrid ha activado una operación repleta de obstáculos, el más importante que el futuro de Scola sólo depende de la decisión unilateral de los Pacers. Además el argentino cobrará la amnistía de los Rockets (¡5 millones de euros! la próxima campaña en la NBA. Pero el club quiere hacer su parte: despertar el interés del jugador, ofrecerle un buen contrato a corto y medio plazo, rodearlo de amigos en la plantilla y convertirlo en uno de los actores principales de un proyecto cuyo único camino sin retorno es levantar la Copa de Europa en el Palacio de los Deportes. Esa es la noticia y así la trasmitimos anoche. El Real Madrid está intentando el fichaje de Luis Scola. Un jugador, que aunque parezca una barbaridad afirmarlo, no encaja como anillo al dedo en el estilo de Pablo Laso. Fichar a Luis Scola es fichar a uno de los mejores y, por tanto, jugar mucho para él. Creo que me explico bien.
     
     A día de hoy, esta es la prioridad del Madrid, Luis Scola. Pero no es el único nombre propio en la libreta de los dirigentes, algo que siempre acontece cuando la decisión de fichar está tomada. Aquí aparece Hamed Haddadi, center iraní ex NBA que lo está haciendo realmente bien con su Selección en la Copa del Mundo. Un perfil completamente diferente al de Luis Scola, y no hablo sólo de la obvia calidad, sino del tipo de jugador. Un 2.18 de las características de Haddadi te obliga a jugar de una manera determinada, muy lejana a la hoja de ruta de Pablo Laso. Y ojo, encima es extracomunitario, por lo que sería impepinable para la sección negociar el finiquito de Marcus Slaughter. Un jugador que por otra parte continúa en el Madrid sólo porque firmó su renovación antes de la final liguera. Y otro ingrediente más para esta macedonia: a día de hoy Campazzo no posee el pasaporte comunitario. Pues eso, lo de los volantazos y la obsesión de Florentino Pérez por la Final Four en la que él también será el gran anfitrión.   





     Los días 26 y 27 de septiembre el Real Madrid de Pablo Laso (creo) afronta el primer título de la temporada. Allí, en Vitoria, estará también el Barcelona. Allí, aquí, y en Sevilla (Scola comparte sede con la Grecia de Fotis), está la sombra perenne de Katsikaris. En el Real Madrid, también en la sección de baloncesto, la última palabra sobre cada asunto es siempre de Florentino. He considerado necesario este artículo para explicar que las noticias no son blancas o negras, sino que tienen sus grises, a pesar de que muchas veces los propios periodistas elegimos el titular contundente y poco interpretable. La noticia es que el Real  Madrid ha tomado la decisión de fichar. La noticia es que el deseado es Luis Scola. La noticia es que el club ha puesto en marcha todos sus mecanismos para lograr una operación harto complicada. La noticia también es que existe un plan B, y que ese apunta a la torre asiática Haddadi. Aquí está el qué, el cómo y el porqué de estos volantazos que alimentan la gran obsesión presidencial de ganar a toda costa la Euroliga 2015. 


lunes, 1 de septiembre de 2014

LA IMPERIOSA NECESIDAD DE DESACTIVAR EL CHAU CHAU



     Antes de entrar en faena, voy a pedir perdón por anticipado porque tengo la convicción de que en este texto voy a incurrir en un error que censuro con frecuencia: generalizar. Hablaré del periodismo en general cuando defiendo con vehemencia que es la profesión más heterodoxa del planeta. Y utilizaré la primera persona del plural sabiendo que en esa generalización seré injusto con muchos compañeros a los que admiro y de los que aprendo cada día. Pero honestamente lo he meditado mucho y no encuentro otra manera de enfocar esta reflexión. Allá vamos.

     Está a punto de finalizar el mercado de fichajes. Está siendo un fin de fiesta movidito, más que en los últimos veranos. En lo personal cada mercado es un aliciente para mí, me encanta sentir la adrenalina de trabajar y pelear por poder ofrecer noticias y contrataciones del Rayo Vallecano y del Real Madrid de baloncesto, los equipos que mi profesión me ha colocado más cerca. Siempre he defendido que dar una noticia es muy difícil, aunque en algunas ocasiones depende simplemente de contar con la suerte de acceder a la mejor fuente. Sí, no dudéis que existe un componente  muy importante de casualidad. Me refiero a las noticias vacías de intereses. ¿Pocas? Puede ser. Pero la felicidad del periodista al transmitir esa información es enorme. Y no hablo del Madrid o del Barça. Ni del Atleti. Ni del Madrid de basket. Noticias son todas. La que da un trasatlántico mediático y la que ofrece un desconocido periodista de un medio local. La que te comes porque se adelanta otro compañero. E incluso la que jamás podrás contar.
     El periodismo necesita una autocrítica severa. Nos devoran los egos, nos tritura la obsesión de dar una noticia… para ser noticia. He dedicado un par de horas a repasar informaciones de este verano que el periodismo daba por hechas al 100% y jamás se produjeron. Durante mi corta y discreta carrera como periodista he cometido muchos errores y en alguna ocasión he ofrecido datos erróneos. A todos nos la cuelan alguna vez, todos nos equivocamos mucho. Y me ha jodido horrores pifiarla, hasta el punto de que ahora aprovecho para pedir perdón a los que en esos momentos están cerca de mí y me aguantan… porque creedme que no es fácil. Por eso soy incapaz de asumir tanta frivolidad, tanto chau chau, tantas vueltas para no reconocer que en un caso concreto la hemos cagado. Amo mi profesión (o lo que queda de ella) con locura, y confieso sin ambages que en demasiadas ocasiones siento vergüenza ajena.

     Lo de este verano ha sido una locura. Hemos convertido el mercado en un mercadeo, en una barra libre de exclusivas y primicias que no iban a ningún lado y que semanas, o días, o incluso horas después, cambiaban a exclusivas y primicias con la flecha apuntando en otra dirección. Es pésimo el ejemplo que ofrecemos a los nuevos periodistas, a los chavales que llegan con emoción a las redacciones, o simplemente a aquellos que  le dan al F5 en Twitter. Porque lo de las redes sociales es para mear aparte. Desde que llegó el pajarito a nuestros ordenadores, tabletas y smart phones, el chau chau ha invadido el escalón más alto del podio de la especulación. Basta recordar que el periodismo ha llegado a matar a personas que estaban vivas y coleando con un simple balazo escondido en 140 caracteres. Sin fallecidos de por medio, Twitter espolea el corta y pega, los plagios, las invenciones o las carreras sucias en pos de una meta que sólo existe en nuestra imaginación. Ojo, Twitter es una herramienta que bien utilizada es útil, necesaria e incluso imprescindible para el periodismo.  En lo personal, las redes sociales me dan la vida porque me permiten desenterrar de la clandestinidad noticias, opiniones, artículos y apasionantes debates con todos vosotros.
     No soy optimista, pero necesitamos desconectar ese botón que alimenta constantemente la especulación. Oímos un tambor y pensamos que estamos en mitad de la tamborrada de San Sebastián. Escuchamos de lejos el sonido de una campanita y creemos que estamos dentro de una orquesta. En los últimos tiempos ya no necesitamos ni el tambor, ni la campana ni  la madre que los parió. Nos abrazamos al “Adelanté”, “Avancé”, “Anticipé” con la misma pasión que eludimos el frecuente “La cagué”. Nos lanzamos al vacío buscando un ego que hoy te guiña el ojo y mañana te lanza a la papelera. Lo único que quizás no sea efímero es ganarte la credibilidad del receptor. Con aciertos y con errores. Soy un firme convencido de que el periodista no adelanta noticias, las cuenta. A sus 1, 10, 100, 1000 o 1.000.000 de seguidores, lectores u oyentes.

     Soy periodista, para mí la profesión más hermosa del mundo. Siento el periodismo dentro, es parte de mi vida. El periodismo es una forma de vida. Aparece en tus grandes momentos de felicidad y también en los momentos más amargos. Pero ante todo soy un consumidor compulsivo de información. Necesitamos una profunda autocrítica, sin olvidar que ahí fuera hay periodistas acojonantemente buenos. Perdón de corazón por generalizar, quizás acabe de escribir el artículo más injusto de mi vida.