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lunes, 14 de octubre de 2013

EL PEGAMENTO


     Señoras y señores, el pegamento está de moda. Sí, es una palabra muy utilizada últimamente por los periodistas deportivos. A mí me gusta, me gusta mucho. Las palabras buenas son aquellas que permiten al receptor visualizar de qué o quién estamos hablando. En ese sentido, pegamento es uno de los vocablos más visuales que existen.
            
     Basta con dar una vuelta por la página de la Real Academia Española (RAE), una de las más útiles y pedagógicas que se pueden encontrar en Internet, para comprobar las múltiples acepciones que tiene la palabra pegamento. Sin embargo, para mí su sentido más importante es el menos tangible. Que una persona sea el pegamento siempre es bueno, porque eso quiere decir que posee la capacidad de unir, incluso de encadenar formas de ser diferentes, caracteres antagónicos o incluso pensamientos muy alejados entre sí. Pegamento en su familia, pegamento en su trabajo, pegamento en su grupo de amigos. Siempre es una virtud, o mejor todavía, un conjunto de virtudes. Porque para llegar a lucir la etiqueta pegamento hay que tener mucha personalidad, grandes dosis de diplomacia, un control absoluto de los sentimientos propios y ajenos y, lo más importante y que además viene de fábrica, una ascendencia brutal sobre las personas que te rodean. Pensad rápido. ¿Qué personas de vuestro entorno son pegamento?

     En el deporte el pegamento es esencial, básico, en la mayoría de las ocasiones imprescindible. Encontramos ejemplos concretos en los grandes equipos nacionales que estamos disfrutando desde hace varios años. El pegamento de la Selección Española de fútbol son Pepe Reina y el propio Vicente del Bosque. Del Bosque, un hombre conciliador  que toma decisiones importantes y que se ha ganado el respeto de un vestuario con muchos gallos. Un tipo que fue capaz de enfriar aquel ambiente insoportable entre los jugadores del Real Madrid y del Barcelona. Y lo hizo con riñas públicas y lecciones para la historia. El salmantino, conocedor de la gran valía del pegamento, no prescindirá jamás de Pepe Reina, especialista en unir, hacer reír y blindar al grupo cuando la crítica saca el colmillo.
 
 
 
 
     En la España de baloncesto el pegamento eran hombres como Garbajosa o Mumbrú, y en la de balonmano Hombrados o Garabaya. Incluso en los exitosos equipos nacionales de Copa Davis tenistas como Joan Balcells o Marc López han sido piezas claves. Aunque lo cierto es que Rafa Nadal es tan especial que hace a la vez de jugón, martillo, talento, pelotas y bote de pegamento de 10 kilos. Dentro de cada gran equipo hay un pegamento que (quizás) nunca aparecerá en las primeras líneas de los libros de historia... pero sin el que esos libros de historia jamás se hubieran escrito.

     Más ejemplos. Sergio Ramos en el Madrid, Simeone en el Atleti, Puyol en el Barcelona, Belenguer en el Getafe, Albelda en el Valencia, Cobeño en el Rayo Vallecano, Hervelle en el Real Madrid y ahora en Bilbao Basket, Jiménez en Estudiantes, Ferrán López, Solana y Salva Guardia en aquel irrepetible Fuenlabrada, Grimau en el gran Barça de basket, Amaya Valdemoro y Elisa Aguilar en la Selección femenina... yo qué sé. Hay muchos más ejemplos y seguro que vosotros estáis más listos que yo para encontrarlos. Me gusta la palabra pegamento. Me gustan los deportistas que guardan tubos y tubos de pegamento en ese cajón reservado sólo para los hombres o mujeres que marcan la diferencia. Es más, creo que uno de los mejores piropos que puede recibir un trabajador de cualquier sector es que es el pegamento. Los hay, deportistas y trabajadores, capaces de unir piezas destrozadas, rotas y tremendamente desiguales. Piezas que serían imposibles de colocar en cualquier puzzle.
 
 

1 comentario:

  1. tú eres pegamento!!!!
    Pero hablando del propio Del Bosque...él ha destacado siempre a Geremi y McManaman en aquel Madrid que ganaba Copas de Europa...MUY GRANDE!

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