Se viene (cómo me gusta este latiguillo
argentino) uno de los grandes acontecimientos deportivos de la Navidad. Ese
Barça - Madrid o esta vez ese Madrid-Barça de baloncesto que focalizará toda
nuestra atención mañana. Por primera vez en muchos (muchísimos) años no podré hacerlo
por la radio, lo que sin duda echaré de menos, pero estaré pegado a la televisión
para disfrutar de 40 minutos imprescindibles para los amantes del basket.
Esta vez el Real Madrid comparece con un
"ultra" favoritismo inédito en los últimos tiempos y el Barcelona con
piel de cordero, pero real, no de esas que a veces los equipos se ponen para
despistar al contrario. Los merengues acuden con la tarjeta de derrotas
completamente inmaculada. Suman 12 de 12 en la Liga y 24 de 24 en todos los
partidos oficiales del curso, récord histórico de la sección, un guarismo casi
milagroso para estas alturas del curso. Los de Xavi Pascual se han dejado ya
unos cuantos partidos por el camino (3 en ACB, 3 en Euroliga más la final de la
Supercopa precisamente contra el Madrid), pero más allá de las derrotas los culés
se encuentran sumidos en un mar de dudas. Juegan muy poco bonito, aún no han
organizado los roles y otra vez la gran mochila ocupa la cada vez más castigada
espalda de Juan Carlos Navarro. Con estos antecedentes y con un Palacio a
reventar entregado a la filosofía Laso, parece difícil apostar unos cuantos
billetes a la causa visitante.
Pero el Barça es el Barça. Y los
aficionados al baloncesto saben que no es una frase hecha, sino un termómetro
que casi siempre dispara el mercurio cuando aparece en escena un derbi. Así fue
sin ir más lejos en la pasada final doméstica, en la que un Barcelona bastante
inferior se agarró con uñas, dedos, muñecas, brazos y corazón (mucho corazón) a
una serie que al final el Madrid líquidó en el quinto partido. Para poder
competir los azulgranas necesitan a un Navarro en versión machaco a los de
blanco, a un Huertas activo (llega en en ese tramo de la temporada en el
que parece un jugador menor), a un Papanikolau con raza y puntos, a un Oleson
enchufado, a un Lorbek notable y a otro de los de dentro (¿Lampe motivado?) sumando en su tarjeta
para aguantar el ritmo endiablado de los madridistas. Con estos ingredientes
creo que el Barcelona estaría en el partido, aunque es casi quimérico pensar
que el Madrid no cogerá un par de rachas en algunos momentos del duelo.
Porque este Real Madrid tiene mucho. Muchísimo. Demasiados actores en el teatro para poder engañar o detener a todos. Sergio Rodríguez comparece en un momento sublime que le ha encumbrado al cajón de mejor base de Europa. Rudy anota, rebotea, roba, asiste, defiende... y hasta le da tiempo a desquiciar al rival. Llull es un compendio de vitaminas en los derbis. Carroll agarra la racha en el 6.75 y hace del "boom, boom" una religión. Mirotic sabe que este tipo de partidos alimentan su candidatura a ser el número 1. Y luego está Felipe, imperial en las últimas citas. Y la mala leche de Bourousis, que ya ha escrito varios tomos de ese libro llamado Saber Competir. Si a esta macedonia de virtudes y talento le unimos la actividad defensiva de tipos como Slaughter y Darden, repito que se antoja muy complicado pensar en un triunfo forastero.
El Madrid huele su oportunidad de hacer sangre.
El Barça sabe que este es el duelo que puede cambiar la tendencia, o al menos
apretar esa tecla de la fe que hasta hora su teclado tiene escondida. Los
hinchas merengues verán el partido relamiéndose por la posible bacanal de
puntos y juego. Los aficionados culés pondrán la tele bajita con el miedo de
una severa derrota. Laso buscará velocidad, defensa brutal y correr mucho.
Pascual anhela una colección de telas de araña para enmarañar al talentoso
contendiente. Pero todo esto que yo he escrito quizás no valga para nada cuando
el balón toque el cielo del Palacio en la primera acción. Porque esto es un
Madrid - Barça, ese choque en el que tantas y tantas veces no gana el que está mejor.
Disfrutadlo. Y qué haya muchos más. Soy de los que piensan que esta rivalidad
es un tesoro para el baloncesto.
Yo apuesto por una victoria ajustada del Real Madrid, entre 3 y 7 puntos de diferencia (más cerca de los 3 que de los 7)
ResponderEliminarCarlos ? co'mo consigues leer mis pensamientos ?
ResponderEliminarEsta ves has expresado precisamente lo que yo pense' sobre todas las virtudes de Rodolfo tras el partido ante el Vabas :))
Un saludo desde Kursk!
Felices fiestas a todos!