Pablo Laso –
Real Madrid, un matrimonio que debería ser un ejemplo de convivencia, de amor,
de felicidad, de entusiasmo, de abrazos y de cenas románticas con velas a la
luz de la luna. La pareja ha renovado su compromiso hasta el verano del año
2016. Sí, porque aunque fuera difícil de entender, hasta ahora el club no había
reforzado a su entrenador a pesar de que su contrato expiraba al final de esta
temporada ya iniciada. Desde fuera puede parecer que la relación Real Madrid –
Pablo Laso ha sido idílica, que no ha tenido ninguna fisura, que la confianza
de la sección y del club en su empleado no muestra costuras. No es así. No sé
si la renovación del entrenador vitoriano ha sido simplemente una cuestión de
inercia o de atender al clamor popular, pero de lo que estoy convencido al 100%
es que el matrimonio Laso - Real Madrid es una historia de amor con varios
desencuentros.
Pablo Laso. Una Copa, Una Liga,
un par de Supercopas y una final de la
Copa de Europa tras 17 años de profunda sequía. Y más allá de las copas, de los
trofeos, de los títulos Laso se ha abrazado con fervor y pasión a ese
maravilloso intangible llamado juego. Yo no soy aficionado del Real Madrid, soy
aficionado al basket, un simple periodista enamorado con locura de este hermoso
deporte llamado baloncesto. Supongo que la hinchada del Madrid demanda títulos.
Pero para los que estamos metidos de lleno en este negocio, para los que día
tras día tratamos de convencer a la gente de que el basket es la leche, Pablo Laso, sus jugadores y su
proyecto son una bendición. El Madrid gana y ENAMORA. Juega como los ángeles,
da espectáculo, se exhibe en cada actuación. Como bien expresó hace unos días
el maestro Antoni Daimiel, hoy por hoy el Real Madrid es la oferta de ocio más
atractiva de la capital de España. Ojo, no es fácil lograr eso. Es harto
complicado meter 12.300 aficionados en el Palacio en un partido de la primera
fase de la Euroliga. No olvidéis de dónde venía este equipo. No olvidéis con
qué dudas, y en algún caso hasta befas y chanzas, aterrizó Pablo Laso Biurrún
en uno de los banquillos más eléctricos del deporte español.
Laso ha firmado su renovación,
sí. Sus ayudantes en el cuerpo técnico todavía no, por cierto. Durante el
proceso Laso jamás ha alzado la voz. No ha presumido, no ha sacado pecho, ni
siquiera ha utilizado algún resorte a su disposición para presionar al club. Su
posición siempre ha sido cómoda en el sentido de que tiene el apoyo casi
unánime de su afición, que adora a su entrenador y le agradece haberle devuelto
la capacidad de presumir de equipo y de vitrinas. Posición cómoda también en el
sentido de que Pablo Laso ha tenido un buen abanico de ofertas para dirigir a
equipos de la élite europea. Al coach
vasco le han ofrecido proyectos muy ambiciosos y pasta para vivir de las rentas unos cuantos años. Y su salida del
Madrid era muy, muy, muy, pero que muy asequible. Una cantidad tan ridícula
para ejercer la rescisión de manera unilateral que hasta me da pudor publicar
aquí las cifras. Calderilla si
hablamos de deporte profesional de primer nivel. Desde luego, este entrenador
no se ha quedado por dinero. Ganará aquí bastante menos de lo que podría haber
percibido en otros lugares.
Vuelvo al matrimonio. Tengo muy
claro que en esta relación de pareja una parte ha dado mucho más que la otra.
Pablo Laso y su cuerpo técnico se abrazan a un vértice romántico casi imposible
de ver en el deporte profesional. Son madridistas, sienten mucho esos colores.
En algunos casos concretos estos trabajadores, estos empleados son hinchas
acérrimos del Real Madrid. Ganar títulos con otras escuadras les haría
profundamente felices, pero levantar copas con el Madrid supone para ellos una
satisfacción eterna. Creedme, no exagero. Por eso afirmo que Laso ha dado mucho
más de lo que ha recibido. Con su trabajo, rozando el sobresaliente. Y con su
compromiso, que le ha llevado a aceptar una oferta de renovación rubricada tras
un largo proceso que él no consideraba justo. En definitiva, el entrenador de
Vitoria se ha entregado en cuerpo y alma, de cabeza y corazón, con pizarra y
sin ella al Real Madrid de baloncesto.
¿Y la otra parte? Pues te
quiero, pero no eres el único. Me gustas, pero no lo veo claro. Te respaldo,
pero si me ganas esta Liga. Dame un beso, pero no me estrujes. Te renuevo, pero
tarde y sólo por un año. Sí, así como suena. La primera oferta que el Real
Madrid le pone al entrenador sobre la mesa es de un año. Solamente un año. ¿Ofreces
un año si estás convencido de que en tu banquillo tienes al comandante de un
proyecto ganador? Esta no es una historia de amor con nubes de colores, paseos
románticos en barco, piruletas de corazón y abrazos en una piscina de bolas.
No, no lo es. El único que siempre, desde el principio, incluso cuando era más
difícil, ha mantenido su apuesta sólida por Laso es Alberto Herreros. Insisto,
el único. De hecho, aunque sea indemostrable, estoy completamente convencido de
que si el Real Madrid no hubiera ganado el quinto partido de la Final ACB 2013
Pablo Laso no sería ahora mismo su entrenador.
Hola Carlos, hola a todos!
ResponderEliminarSobre la otra parte de pareja lo único que se puede decir es: así, así así actúa el Madrid, sea quien sea su actual pareja, Del Bosque, Pablo Laso, Capello, etc... Una lástima de dimensión caláctica y nadie capaz de cambiar esa penosa manera de (mal)tratar a la gente. Y como optimista rematada cada vez espero que la relación club-deportistas va a ser más digna (por parte del club).
Pero no me gustaría hablar de las cosas tristes. Estas últimas semanas de plena felicidad baloncestística he entendido qué me recuerdan los días de partidos. Esos días llevo con la sensación que tenía de pequeña esperando la noche cuando uno de mis padres me leía un mágico cuento siempre con final feliz.. :)))
Un abrazo a todos desde Moscú.
Elena :)
Gracias por estar siempre pendiente, Elena. Un beso grande! Blas.
ResponderEliminarAlgo vale que existe coherencia en la cabeza de algunos directivos (como en la de Alberto Herreros)... El tipo de entrenador que le gusta a Florentino, ya sabemos cuál es, de renombre tipo Mourinho o Messina en lugar de la tierra Del Bosque, Toril o Laso.
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