Conocí a Sergio Rodríguez hace 9 años. En junio de 2004 el Estudiantes se coló en la final de la Liga ACB. Una final inolvidable que los colegiales alargaron hasta el quinto partido tras dos choques en los que el Palacio Vistalegre entró en ebullición. El Barça salió campeón en el asalto final, con Pepu Hernández y Svetislav Pesic en los banquillos. En esa cita debutó Sergio Rodríguez, que disputó los últimos 26 segundos. Anotó un canastón. Su primer canastón como jugador de élite. El DNI del “Chacho” indicaba 18 añitos recién cumplidos.
Han transcurrido ya 9 años desde aquel primer partido, desde aquella primera cesta. Casi una década en la que Sergio ha perdido pelo, ha ganado dinero, ha aprendido un idioma, ha viajado en avión centenares de veces y ha madurado hasta convertirse en un grandioso jugador de baloncesto. 4 temporadas en la NBA con 3 franquicias diferentes (Portland, Sacramento y Nueva York) en las que la irregularidad se adueñó de su trayectoria. Algunos siempre pensamos que el canario hizo demasiado pronto las “Américas”, pero él siempre ha mantenido que fueron 4 años fantásticos, vitales para su carrera deportiva.
Sergio Rodríguez es buenísimo. Y su gran virtud es demostrarlo desde su etiqueta de “especial”. Porque el “Chacho” no es un jugador cualquiera. Necesita exhibir su talento, que para él es simplemente su manera natural de jugar al basket. Así jugaba de pequeño en Tenerife, así juega ahora, así jugará con sus nietos dentro de muchos años. Es un jugador de calle. Con su show, con sus fintas, con su manejo sazonado de dosis de birlibirloque, con sus “alley-oops”, con sus riesgos, con su diversión, con sus carreras… con su innato y enorme talento para jugar al baloncesto. Porque tengo muy claro que el base canario ha nacido para tener entre sus manos una pelota grande.
A sus 26 años Sergio ha alcanzado un nivel de madurez elogiable. Sus rituales pre partido son hipnotizantes, siempre fijo la mirada en las decenas de tiros que realiza dos horas antes de cada partido con la inestimable ayuda de Juan Trapero, preparador físico (un tipo espectacular) del Real Madrid. Lanza, lanza y vuelve a lanzar. Una y otra vez. Desde todas las posiciones. Y “enchufa” mucho. Porque el “Chacho” ha mejorado una bestialidad su tiro desde el perímetro hasta convertirse en un triplista realmente fiable. Su talento es innato (¡qué envidia!). Sin embargo, su mejoría en los porcentajes esconde un trabajo descomunal y unas enormes ganas de progresar, de ser importante, de marcar las diferencias. El Sergio Rodríguez que estamos viendo desde los playoffs 2012 es sencillamente colosal, en muchos momentos imparable. Y en muchas ocasiones sin tener muchos minutos en la cancha, lo cual le da más valor a sus actuaciones. Ayer mismo nos brindó una majestuosa exhibición de generosidad. Repartió 14 asistencias (¡9 en el primer cuarto) en tan sólo 22 minutos. Genial.
9 años dan para convertir una cara de muchacho revoltoso en una barba de náufrago. La típica barba que una madre te ruega todos los días que te afeites, la típica barba que se convierte en una superstición innegociable. El “Chacho” ha mejorado su excelso baloncesto y ha endurecido su apariencia física. También ha cambiado la relación que este humilde periodista mantenía con él. De tener un vínculo muy especial hemos pasado a una convivencia fría y distante. Sucede a veces cuando uno ejerce de periodista y otro de deportista de élite. Ojalá aún sea posible mantener esa conversación que tenemos pendiente. En cualquier caso, seguiré disfrutando de las actuaciones inefables de Sergio, un pequeño gran jugador de baloncesto que nos deleita a todos “from La Laguna”. Así lo cuento siempre en las narraciones de Onda Madrid, en un modesto guiño a mi compañera Margot, nacida en la misma tierra que el “Chacho”. Porque Sergio Rodríguez exhibe en cada cita su baloncesto de calle. El baloncesto de toda la vida.
Enorme articulo Blas. Mira q el año pasado hizo mala temporada, pero tras los Playoff tan brillantes que hizo, no solo se gano la renovación, sino que se ganó los Juegos y mi cariño. Siempre dije de el, que era una especie de Guti, mucha calidad pero mayor irregularidad aún. Pero desde los Playoff se ha convertido en un grande para el Real Madrid y espero que siga asi. Larga vida al Chacho, y si, cuidado con las vocales. Un abrazo
ResponderEliminarGracias a OndaMadrid y GARCIAS a Rosita Vara de Rey y a Carlos Sánchez Blas ( el mejor nararrador de Baloncesto del Mundo )yo me he enganchado hace unos meses al Baloncesto. Yo no entiendo mucho de baloncesto ( y de casi nada ) , pero se que cuando voy al Palacio al Real Madrid quiero ver en la cancha la magia del Chacho Rodríguez porque , como dice el gran Adrián Lavado , es como Guti y tiene esa calidad que sólo los genios pueden tener.
ResponderEliminarGracias Rosa, Gracias Blas , Gracias OndaMadrid y Gracias David Casado @deleads
Creo que no estaría mal llegar al entendimiento que no es bueno que la relación periodista-deportista sea muy cercana, os quita independencia y llegan los malos entendidos por parte de los deportistas... y de los periodistas.
ResponderEliminarAsí tenemos el periodismo político que tenemos... y así tenemos a personajes como Lobato, que puede saber mucho de F1, pero no puedes ser amigo del protagonista de la noticia.
Por lo demás, un buen artículo sobre Sergio que, como tú, creo que no debería haberse ido tan pronto a USA.
No he sido su amigo. El día a día del periodista-deportista crea relaciones, eso es inevitable. Gracias por tu comentario, socio.
ResponderEliminar