He dejado pasar unas cuantas horas porque ayer estaba tan excitado que me sentía incapaz de ponerme a escribir. No creáis que ahora es muy diferente. Llevo todo el día leyendo prensa, viendo vídeos, escuchando narraciones de radio y sonriendo como un idiota. "Mamá, vente al salón a ver esto de Pau", le he gritado a la matriarca Blas después de meterme entre pecho y espalda un delicioso atún de 390 gramos. El tiempo pasa rápido y en ocasiones nos hace perder la perspectiva, pero me atrevo a afirmar que jamás había vivido antes como espectador un partido con tanta emoción como el de ayer.
En 2015 el baloncesto no es como en 1990. Ahora es más difícil ver ganar a un tipo solo. A lo Jordan. A lo Petrovic. A lo Sabonis.
Y ayer Pau ganó el duelo prácticamente solo. Sé que no lo hubiera hecho sin la
colaboración del Chacho o la
defensa de tipos como Llull, Felipe, Claver o Rudy, pero hacía mucho tiempo que no veía a un tío colgarse en la espalda la pesada mochila de un equipo entero. Fue bestial, una de esas
hazañas históricas que nos brinda el deporte cada
ciertos años. Majestuoso,
colosal, conmovedor, admirable. Lo tangible, lo intangible y lo gestual. Porque
los gestos de Pau son muy importantes, desde su fachada escuchando el himno de
España hasta sus golpes
en el pecho tras reventar la cesta gala.
El mate de Gasol. El tapón de Gasol. El gancho a lo Kareem Abdul Jabbar de Gasol. Otro mate de Gasol. La canasta cayéndose de Gasol. Los 40 puntazos (uno detrás de otro) de Gasol. Otro mate de Gasol. Los 11 rebotes de Gasol. Las 12 canastas de Gasol. Los 3 tapones de Gasol. Los 16 tiros libres de Gasol. ¡¡¡Otro mate de Gasol!!! Los golpes en el pecho de Gasol. Los gritos desgarradores de Gasol. Los saltos en la piña de Gasol. LA CARA DE LOCO DE GASOL. Fue el mejor partido en la carrera deportiva de Pau... y eso es mucho decir cuando hablamos de una figura de este calado.
Pau es el líder más trascendente que ha tenido el deporte
español en toda su
historia. Y posiblemente sea, junto a su gran amigo Rafael Nadal, el deportista
español más importante de todos los tiempos. Sus números traspasan la frontera de Marte,
pero su relevancia social no se detiene ni en el más lejano planeta. Es cercano, humilde, respetuoso y con unos
valores que los que amamos el deporte reverenciamos hasta la afonía. Su abrazo con Parker después de la batalla evidencia la bonhomía de un soldado que siempre respeta al
rival.
Estoy muy emocionado. El deporte forma parte de mi vida y el baloncesto
me ha regalado emociones y sonrisas como profesional y como persona. Durante el
partido le dije a mi mujer: "No sé si vamos a ganar o no, pero esto que estamos viendo es una de las
grandes gestas del deporte español". Era flipante. Y ahí estaba Gasol, asumiendo el liderazgo golpe tras golpe, mate tras
mate, defensa tras defensa, gota de sudor tras gota de sudor, kilogramo a
kilogramo, grito a grito. Fue maravilloso. Y gracias a él hoy se habla de baloncesto en las
calles, en los bares, en los colegios, en las redacciones de los medios de
comunicación, en las peluquerías, en los supermercados. Ya sé que durará poco, pero que nos quiten lo bailao, demonios.
Y hoy ya está en la redes solidario con la etiqueta #TodosSomosNiñosdeSiria, eso engrandece al héroe. Gracias Blas por escribir y contarnos tus emociones. Espero que, pronto, los partidos para la historia tengan tu voz en la banda sonora, la tuya y la de los mios, allá donde sea....
ResponderEliminarBrutal, sin palabras. Y el domingo, a completar la gesta, a por el oro
ResponderEliminarInsuperable artículo
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