Hace 2 meses escribí un artículo en este
mismo blog ("Callejón sin salida"). Los periodistas, aunque a veces tengamos fobia a las disculpas, nos equivocamos
a menudo. Diría incluso que más que los demás porque en muchas ocasiones
cometemos el error de abrazarnos a diagnósticos y predicciones absolutas. Por
eso considero necesario enlazar aquel artículo antes de utilizar el bisturí
para armar éste. Yo, en aquel texto, me equivoqué. Erré porque jamás pensé que
el Real Madrid se fuera a levantar tan pronto, ni que fuera capaz de exhibir
este gran nivel en 2015. Atisbaba evidentes síntomas de agotamiento en el
proyecto, pero jugadores y entrenador me han demostrado que estaba equivocado.
Porque el Madrid ha ganado la Copa. Pero no sólo eso, sino que ha conquistado
el trofeo sacando su vena ganadora, su etiqueta de grupo competitivo. El Real
Madrid de hace 5 años, o 6, o 10 siempre hubiera perdido una final con este
guión.
Nunca me he escondido, siempre he
transmitido mi admiración y reconocimiento por el trabajo de Pablo Laso, a
menudo debatiendo con muchos de vosotros que le tenéis cogida la matrícula. Lo
que contamos durante el verano y refrescamos en Navidad está ahí, no se ha
evaporado con los 2 nuevos títulos que adornan las vitrinas del estadio
Santiago Bernabéu. Lo contado, contado está. Y son verdades como puños. Pero el
que escribe pensaba que en ese escenario a este equipo le costaría mucho
levantar el vuelo. Me han callado la bocaza, un zas en toda regla. Laso suma y
sigue. Séptimo título, 11 finales de 14 posibles, 2 subcampeonatos europeos y
ojo, para mí lo más importante, un baloncesto hermoso que será recordado por
todos los amantes de este maravilloso deporte. No sé si este Real Madrid
debería ganarlo todo. Lo único que sé es que el anterior, y nos remontamos a
varios lustros, ganaba muy poco. Y hasta le costaba llegar a la última recta. "Lo
que me deja satisfecho es demostrar que llegamos a las finales, que somos un
equipo que compite siempre. Eso es lo importante porque en el deporte no se
puede ganar siempre". Lo dijo el técnico vitoriano con la Copa de
campeón entre sus manos. Qué razón tiene.
Quizás le cueste reconocerlo, pero Laso
también ha sido más Laso en los últimos tiempos. Porque en un equipo de Laso
siempre jugará un Slaughter. Antes no aparecía, ahora sí. El
"cotonou" con pasaporte de la República Democrática de Masacre es un
virus que contagia rápido y se propaga por la pista, por el vestuario y por la
vida. Qué importantes son esos actores en un equipo de baloncesto. Energía,
actividad, compromiso, huevos. Fundamental sin ni siquiera mirar a la cesta. El
Madrid ha llegado a la Copa en el mejor momento de la temporada. Rudy en su
versión crack, Chacho con su varita inoculada por la magia, Felipe como toda la
vida, Llull con su etiqueta de ganador incrustada con clavos en el alma. Y
luego dos tipos que han sido capitales en el triunfo merengue.
Gustavo Ayón y Andrés Nocioni. Soberbio el
torneo del mejicano, que cuajó una final sobresaliente, acercándose al factor
diferencial para el que fue contratado por su equipo sobre la bocina. Heroico
Andrés Nocioni, el hombre que más fotografías y sonidos dejó en la tarde
grancanaria. Jugó cojo, con el tobillo como una bota y con más energía que una bomba
letal. Tapones de póster, alaridos de bestia, apretones de dientes para
soportar el dolor. El Chapu celebró el título como si fuera el primero... o el
último. Ser un ganador es ser Nocioni. El Madrid lo fichó para esto, para que
fuera determinante en 4 ó 5 veladas señaladas. En la primera no ha fallado. "Respecto
a mi lesión en el tobillo sólo le pido a mi mujer que estos días me permita
descansar y no me deje a los niños", decía tras la final en Onda
Madrid con una sonrisa de oreja a oreja dibujada en los labios. El deporte
necesita "piraos" como este tipo. Qué bendición.
El Madrid ha levantado los dos títulos
oficiales del curso 14/15. Y el de Copa lo celebró por todo lo alto, como debe
ser, huyendo de esas fiestas funcionariales de muchos equipos que ya han
triunfado demasiado. Los blancos apretaron la tecla de la unión y la
solidaridad en aquel cercano (y lejano) último partido de 2014 perdido en el
Carpena. A pesar de la derrota, los jugadores dejaron Málaga convencidos de que
habían enderezado la nave hacia la ruta correcta. Ahora toca atizar a Xavi
Pascual, olvidando una vez más que el deporte casi siempre son pequeños
detalles. Esta vez Navarro (se apaga su incombustible luz) la falló y el genio
canario la metió. Pudo ganar cualquiera porque son dos equipazos, pero la
gloria se la llevó el Madrid. Jugadores como Felipe Reyes y Sergio Llull (-9 en
la final) "¿Sólo? Dentro de la pista tenía la sensación de que era
mucho peor", se reía a carcajada limpia tras el partido, llevan
impresa a fuego la obsesión de la Copa de Europa. En Madrid, en mayo. Quizá
otra vez con el Barça en el camino. Dos equipos ganadores que han demostrado
muchas veces que se saben levantar. Este Real Madrid lo ha hecho. Y eso tiene
mucho, muchísimo valor.
Señor Sánchez Blas, CHAPEAU!!
ResponderEliminarEstupendo artículo Carlos. Solo decir que creo que como Laso te has dejado una final en el tintero: el Madrid ha disputado 12 de 14 posibles (las 4 supercopas, 3 copas, 2 euroligas y 3 ACB). Tan solo ha fallado en la copa 2013 (famosa doble prórroga) y en la primera euroliga (debacle en Bilbao, fuera de cuartos).
EliminarEn la primera Supercopa de Laso (2011) cayó en semifinales! Gracias!
EliminarLos periodistas hacen periodismo y Blas es un PERIODISTA con mayúsculas.... #Crack
ResponderEliminarNo como el de Encestando, al que le dieron el carnet en una tómbola feriera... #OtroPeriodismoEsPosible