Conocí
a Víctor hace 5 meses. Es difícil de explicar, pero ahora siento que lo conozco
de toda la vida. Contacté con él gracias a mi primo Nano, que comparte conmigo
la pasión por el running... por correr, vamos, que a veces nos complicamos
demasiado la vida. Una lesión en la rodilla me tenía desesperado. Tras
completar la Maratón de Valencia, una de las experiencias más emocionantes de
mi vida, probé 1000 cosas para curarme, pero el dolor no desaparecía. Nano me
habló de Víctor, un atleta que dirigía a un grupo de corredores populares en el
Parque del Retiro (VG Running). Me dijo que a lo mejor él me podía ayudar. Y lo llamé.
Hablo de Víctor García, campeón de España
de 3000 obstáculos y medallista de bronce en los Europeos de Helsinki 2012. El
mismo Víctor que hace 5 días se cayó en el último obstáculo en las semifinales
de los Europeos de Zurich. Un atleta profesional que vive por y para el
deporte. Como periodista me fascina poder contar historias de deportistas que
no tienen los focos de la popularidad apuntando a sus ojos. Historias que
merecen ser contadas. En este caso no voy a negar que además añado el sabroso
ingrediente del aspecto personal, el enorme privilegio de haber conocido a un
buen tipo, a un tío que siempre guarda una sonrisa detrás del último obstáculo.
Cuando lo telefoneé estuvimos hablando
durante 35 minutos. Le conté mi lesión desde la A hasta la Z. No entraré en
detalles porque el protagonista de este post es él y no yo, pero debo decir que
se portó conmigo con un cariño y una preocupación exquisitos. Hasta el punto de
que he recuperado mi pasión por el running gracias a Víctor, sus planes de
entrenamiento, sus consejos y las aventuras compartidas con nuestros compañeros
de grupo. Ellos, si tienen acceso a estas líneas, saben de lo que hablo.
He llamado a Víctor justo antes de
ponerme a escribir estas líneas. Acaba de pasar por uno de sus peores momentos
en la competición y sin embargo responde a la llamada con la misma simpatía y
el mismo entusiasmo de siempre. Y hemos hablado de todo. "Estos
momentos hay que sufrirlos para darse cuenta de lo privilegiado que soy, del
entorno que me rodea. Jamás olvidaré lo que hicieron mis padres y mi novia
Rocío allí en Suiza, cómo me dieron todo su cariño en unos momentos muy
difíciles". Salió a rodar ayer apenas 20 minutos, aún con la rodilla
inflamada por el golpe y con la tranquilidad de poder disfrutar de un mes de
descanso antes de alimentar una vez más su irreductible fábrica de sueños.
Víctor García se hubiera clasificado para
la gran final, seguro. Lo sabe él y lo sabemos todos los que conocemos su
manera de correr. Él mismo admite que durante la carrera se complicó la vida,
pero su final siempre es muy bueno y antes del último obstáculo ya estaba
recortando metros y posiciones para colarse entre los 5 primeros. Hasta el
sexto clasificado se metió por tiempos. Pero se cayó. Lo ha visto por
televisión porque quería saber qué había pasado. Y es que después del trastazo
Víctor perdió la consciencia durante media hora. Y estuvo un par de días con
fuertes dolores de cabeza... y de alma. Afortunadamente, lo que este madrileño
de Rivas ha sembrado durante toda su vida se tradujo en más de 1000 tuits, 500 whatsapp,
numerosas llamadas y muchísimos mensajes en su página de Facebook. "Lo
he leído todo y estoy muy agradecido, la pena es que no he podido contestar a
todos uno por uno". Gasolina en forma de pequeños detalles que sirven
para que Víctor ya esté pensando en futuros retos. La última caída se queda
casi en una anécdota al lado de aquella fascitis plantar que le dejó fuera de
combate durante un año y medio. O de aquel maldito Aquiles que luego pasó a la
también maldita rodilla para provocar otro parón de 12 meses. Imaginaos lo que
es para un atleta de élite no poder ni calzarse las zapatillas por culpa de los
dolores. De eso salió Víctor. De esta última putada del destino ya lo ha hecho.
Víctor
García. Una persona que se preocupa por la insignificante molestia física de un
corredor amateur horas antes de competir en unos Europeos. Que celebra con
emoción que uno de sus pupilos baje de 47 minutos en los 10 km. O de 40. O de 1
hora, qué más da. Lo que festejamos en VG Running, grupo que luce las iniciales
de nuestro entrenador, es superarnos. Y esa lucha jamás es contra los demás,
sino con uno mismo. Un tío que recorre 6500 kilómetros al año para asumir que
el último obstáculo puede enterrar provisionalmente esa deseada medalla. Que
está orgulloso de animar por la tele a todos sus amigos "limpios" que
han competido en Zurich. Porque Víctor es valiente y honesto, no se esconde en
tópicos ni en diplomacias para no censurar con firmeza el dopaje. "Si
tengo que dejar de saludar a 20 atletas en los estadios, lo haré, pero es que
no puedo con la gente sin principios". Por eso su gran amigo en esto
del atletismo es Jesús España, también una de las grandes debilidades de éste
que escribe. Un tío del que
estamos inmensamente orgullosos todos los que nos entrenamos con él y con la
gran Rocío. No os imagináis cómo se viven sus carreras en el grupo de whatsapp
que compartimos. O los gritos que pegamos Aquarius en mano en el bar de la
esquina del Retiro cuando una prueba del gran Víctor coincide con una de
nuestras sesiones. Seguirás persiguiendo desafíos y luchando por victorias,
pero el gran triunfo al que todos aspiramos en la vida, ser queridos, tú ya lo
lograste hace mucho tiempo. Y nunca olvides que la gran victoria es levantarse
cada mañana, mirarse al espejo y poder abrazar la honestidad de saber que uno,
como deportista, está limpio. Víctor: todos los que te quieren están
inmensamente orgullosos de ti. Porque saben que una vez más, detrás del último
obstáculo, espera tu sonrisa.
Que han post Carlos!! Excelentemente redactado y lleno de emotividad! Admiro a Victor como deportista y como persona. Estoy orgullosa de formar parte de VG running. Un fuerte abrazo a todos los que compartimos esta pasion
ResponderEliminarEn fin...
ResponderEliminarQue gran reflexion, tan cierta como emocionante...Felicidades por tu articulo Carlos, y mucha Fuerza Victor. Vuestro compañero y amigo Ricky
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