Tengo 33 años. Los que me quieren me echan menos. Los que no me quieren hace tiempo que no se dirigen a mí, pero apuesto a que dicen por ahí que aparento más de 40. Todavía recuerdo a mi madre echándome la bronca durante el verano de 1992 porque no separaba los ojos de la televisión. Disfrutaba de los Juegos Olímpicos de Barcelona, del gran despliegue que hizo Televisión Española, de cada partido, cada combate, cada regata, cada deporte. Mi madre se mosqueaba (con razón) porque algunos días no me quitaba ni el pijama. Me levantaba, ponía la tele, comía, seguía con la tele, cenaba, me pegaba otra vez a la tele… y me acostaba. El deporte era mi gran pasión. El deporte sigue siendo mi gran pasión.
Lo que le ha regalado el deporte español a mi generación es impagable, inimaginable. Mi quinta ha visto como la España de fútbol “levantaba” dos Eurocopas y un Mundial. Mi quinta ha visto como la España de baloncesto ha ganado dos Europeos, un Mundial y dos medallas de plata olímpicas en sendas finales memorables contra los Estados Unidos más “NBA” de la historia. Mi quinta ha visto a la España de balonmano conquistar dos Mundiales (Dios, qué inmensa felicidad sentí ayer). Mi quinta ha visto a la España de tenis saborear ¡cinco! Copas Davis, una detrás de otra, en algo más de una década. Mi quinta ha visto a la España de waterpolo coronarse un par de veces como la mejor del planeta. Mi quinta ha asistido con regocijo a la hazaña de la España de Voleibol en el Europeo de 2007 (oro). Mi quinta ha compartido el éxito irrepetible de la mejor Selección de la historia de hockey patines, que en este siglo se ha llevado a las vitrinas cinco Mundiales y siete Europeos.
Comparto la generación más laureada del deporte español. La de Rafael Nadal y sus decenas de títulos, la de Fernando Alonso y sus dos Campeonatos del Mundo, la de Jorge Lorenzo con su presente brillante y su futuro incontenible, la de Marc Márquez y su matrimonio con el éxito, la de Contador y sus victorias en las tres grandes rondas. La de decenas de deportistas que han sido, son y serán el orgullo de los que sentimos muy dentro los triunfos españoles. Este pasado fin de semana un muchacho español se ha colgado el oro en el Europeo de Patinaje Artístico. Y gracias a él (y a la eterna Paloma del Río) hemos aprendido lo que son cuatro mortales en un ejercicio homenaje a Charles Chaplin. Eso es la leche, impensable hace tan sólo unos años. Y ojo, que nuestro héroe Javier Hernández sólo tiene 21 años. El futuro se escribirá con la gloria de sus exhibiciones.
Ayer por la tarde, mientras veía desde la cabina número 13 del Palacio de los Deportes la final del Mundial de Balonmano gracias al iPad (invento del Demonio), pensaba en las exhibiciones que nos habían brindado las diferentes Selecciones Españolas en varias finales. España aplastó a Italia en la última finalísima de la Eurocopa de fútbol. España machacó a Grecia en la final del Mundial de basket, y “reventó” a Serbia y Francia en las dos citas continentales. También la España de balonmano tumbó a Croacia y Dinamarca en las dos finales mundiales, cuando en ambas comparecía como víctima propiciatoria. Todas ellas han sido victorias históricas, exhibiciones, clases magistrales, lecciones para la historia. Ganar es muy difícil. Ganar y enamorar es casi imposible, que no se nos olvide jamás.
Tengo 33 años. Y tengo claro que lo que mi generación está disfrutando con el deporte español es irrepetible. Jamás repetiremos este superávit de Gloria. Por eso quiero gozar de esta inmensa felicidad en cada cita, en cada batalla, en cada campeonato, en cada final, en cada medalla, en cada trofeo. Lo bueno se terminará y echaremos de menos a todos estos deportistas que han hecho posible este gran orgasmo generacional.
En general tú generación sois la mejor preparada que ha tenido este país. Lástima de tanto inepto, mediocre y corrupto dirigente.
ResponderEliminarUn abrazo crack, de tú amigo José L. Colilla.
Primero,no se puede tener tan desatendido el blog macho, aunque sea la mejor época del deporte español que no tengamos que esperar a ganar otro Mundial para leerte. Segundo, he compartido contigo todos los éxitos del deporte español que has enumerado pero tú no viste jugar a Drazen Petrovic ;-) Me alegra leerte.
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