Pablo Laso ha dormido muy pocas horas. Sergio Llull, menos
todavía. Y el Chacho. Y Felipe. Y por supuesto Nocioni, que quizá se haya
vuelto a escabullir a última hora de la noche (o primera hora de la mañana)
para alimentar su ritual de bañarse en Cibeles. Ellos, y algunos más, están
haciendo historia. “Estamos en una edad
perfecta para seguir ganando títulos”, advirtió Sergio Rodríguez 10
segundos después de coronarse campeón de Copa por tercer año consecutivo. Sí,
escribir “han hecho historia” sería una temeridad porque es evidente que este
equipo campeón aspira a seguir engordando su leyenda.
Ninguno
de los entrenadores de los equipos no clasificados para la Copa apostó por un Madrid
campeón en el pronóstico previo al evento. Yo, tampoco. Menuda panda de ilusos,
servidor el primero, que soy el que menos conocimientos poseo. Este Real Madrid
de Laso ha cimentado el 11º mandamiento, un imperativo que en caso de no
cumplir a rajatabla provocará un inmediato descenso a los infiernos. “No
dudarás”. Un mandamiento que queda grabado para siempre a sangre y fuego en la
frente de todos los que sentimos pasión por este maravilloso deporte llamado
baloncesto.
Yo veía
esta Copa muy abierta, muy equilibrada, muy ajustada. Con margen por fin para
las sorpresas después de más de un lustro de tiranía de los equipos más
grandes. Ni Barcelona ni Valencia aterrizaron en A Coruña en su mejor momento,
por lo que me la jugué por Baskonia, un equipo que me está enamorando en el Top
16 y con enormes cualidades para competir durante 3 días de máxima exigencia.
Sergio Llull, en un par de minutos mágicos, se encargó de dinamitar las
opciones baskonistas de volver a reinar en el torneo copero. Llull, el ídolo
del madridismo. Un ganador impenitente.
Sí,
definitivamente este Real Madrid es un equipo ganador. Muy ganador. Insultantemente
ganador. Porque esta vez ha levantado el título lejos de su mejor nivel. De los
jugadores que forman la plantilla merengue, considero que sólo 3 exhiben ahora
mismo su versión más completa: Gustavo Ayón (estratosférico), Jonas Maciulis y
KC Rivers. Podría incluirse en esa remesa Jaycee Carroll, aunque con matices. Pero
si analizamos fríamente la cuestión, actores capitales como los Sergios, Felipe
o incluso Nocioni no muestran en este primaveral febrero su mejor baloncesto.
¡Y sin Rudy, ojo, un jugador decisivo en ambos lados de la cancha! No importa
porque son ganadores. Se han acostumbrado a ganar. Saben cómo ganar. Saben
cuándo ganar. Y lo hacen. Porque esta Copa la comenzaron a cimentar en Sao
Paulo, allí se celebró una reunión en el vestuario para acordar llegar lo mejor
posible al Coliseum de Coruña. Valencia Basket ha ganado 32 partidos y ha
perdido sólo 5. El Real Madrid ha ganado 28 y ha perdido 13. Insisto, sabe cuándo
ganar. Un argumento que sirve también para la Copa de Europa.
La Copa 2016 es un éxito gigantesco para un
grupo que ha conseguido paliar el escaso impacto de jugadores como Ndour,
Thompkins o Taylor. Mérito infinito para los pesos pesados del vestuario. Y también
para los dirigentes, que en su momento supieron ver que los Rivers, Nocioni o
Maciulis ganan más campeonatos que partidos. Y eso en el baloncesto de élite no
tiene precio. Pablo Laso acaba de conquistar su 11º título, los mismos en 4
años y medio que la sección en los 5 lustros anteriores. Pablo Laso y sus
muchachos han alzado su 4ª Copa en 5 años, cuando antes de llegar él al
banquillo el último título copero databa de 1993. “No dudarás”. Porque mientras
incumples ese sagrado mandamiento, existe un equipo legendario que se sabe de
memoria, venda en los ojos incluida, el camino a la Comunidad y el
Ayuntamiento. Porque son ganadores como la madre que los parió.
AMEN!!!!
ResponderEliminarChapeau
ResponderEliminar¡¡¡¡¡ VUELVES A ONDA MADRID !!!!! JODER QUE ALEGRIA COÑO!!!
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